No sorprende que el presidente Enrique Peña Nieto haya cancelado su viaje a Turquía de este primero y 2 de septiembre. Lo que asombra es que haya pensado que podía dejar el país el día de la entrega del informe presidencial y en un momento en que la capital de la república está tomada por la CNTE.
El presidente se ha visto obligado no sólo a modificar la fecha de su mensaje a la nación, que para la mayoría de los mexicanos sigue siendo el único y real informe de gobierno, sino a refugiarse en Los Pinos para darlo, como dice el líder panista Gustavo Madero, "frente al espejo". No sólo no acude al Palacio Legislativo, que sería lo lógico en un régimen republicano, sino que tampoco puede dar el mensaje desde Palacio Nacional, porque es territorio cercado por la CNTE. Tampoco puede hacerlo, ante el acoso de la Coordinadora, ni en el Auditorio Nacional ni en el Campo Marte.
La debilidad de la Presidencia de la República se hace cada vez más manifiesta. El panorama para el presidente ha cambiado de manera radical en el último mes. El ánimo triunfalista generado por las primeras reformas impulsadas del Pacto por México, con el apoyo de los tres principales partidos, ha llevado ahora a una parálisis que puede ser definitiva. Peña Nieto se enfrenta al mayor reto de su carrera política.
En términos prácticos el Pacto por México se ha desmoronado. El PRD lo ha abandonado en todo menos forma. Si bien el partido aprobó la reforma constitucional en materia educativa, porque la vio como un golpe contra su enemiga Elba Esther Gordillo, ha reculado al percibir la intensidad de la resistencia de sus aliados de la CNTE. El PAN, molesto por lo que ve como abusos priistas en las elecciones del pasado julio, pero también feliz de que Peña Nieto sufra los mismos problemas que agobiaron a los presidentes panistas, cuestiona al mandatario y amenaza a cada vuelta de tuerca salirse del Pacto.
Las mayores batallas de la reforma educativa tendrán lugar en las próximas semanas. El retiro temporal de la Ley del Servicio Profesional Docente, promovido por el PRD y aceptado por el gobierno para evitar la salida del partido del Pacto, no ha bajado la intensidad de las protestas. Sólo sirvió para envalentonar a la CNTE que vio la decisión como un signo de debilidad del gobierno. El PRD votó en contra de las dos leyes secundarias que sí se presentaron en el período extraordinario de sesiones. Su rompimiento con el Pacto por México, y con la reforma educativa que originalmente respaldó, parece ya definitivo.
El presidente Peña Nieto ha dicho que no claudicará en la reforma. El gobierno, de hecho, puede aprobar la Ley del Servicio Profesional Docente por sí solo. Sin embargo, el aislamiento tiene un costo político. Hasta ahora las agresiones de la CNTE a los capitalinos han afectado principalmente al gobierno local de Miguel Ángel Mancera, pero tarde o temprano el costo alcanzará al presidente, quien es el último responsable legal de la seguridad en la ciudad de México y que cuenta además con 30 mil efectivos de la Policía Federal para enfrentar a la CNTE.
El gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, ha tomado la primera medida indispensable para acotar el poder de la CNTE al no pagar la segunda quincena de agosto a los maestros de la sección 22. Las presiones en su contra, sin embargo, se multiplicarán en las próximas semanas y no hay garantía de que no se doblará como lo han hecho tantos gobernadores antes.
Al final el presidente Peña Nieto tendrá que tomar la decisión final. Enfrentar a la CNTE con la fuerza pública, independientemente del costo político, o aceptar que su gobierno ha terminado a nueve meses de su inicio.
ATAQUE A SIRIA
Dos males no hacen un bien. Si el gobierno de Siria utilizó armas químicas contra los rebeldes, violó la ley internacional. Pero si Washington efectúa un ataque de represalia, la estaría violando también.
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