No tiene nada de malo ser generoso con los hijos. Es una tendencia natural e incluso positiva en el ser humano. Me da gusto ver, como lo señala una nota de la Agencia Proceso, que el senador por el PRI Carlos Romero Deschamps, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros, le ha comprado a su hijo, José Carlos Romero Durán, un Ferrari Enzo de colección presuntamente valuado en 2 millones de dólares.
No sé si los detalles de la nota periodística son correctos. Hasta el momento de escribir este artículo no encuentro confirmación fuera de esa misma nota. El senador Romero Deschamps, por otra parte, no suele hacer aclaraciones sobre notas periodísticas en torno a su riqueza personal o a la generosidad que muestra hacia sus hijos.
No es ésta la primera vez, sin embargo, que se ha señalado el gusto del senador o de alguno de sus hijos por el lujo. Hace ya varios años llegó a mi conocimiento una información sobre un auto Ferrari adquirido por un hijo suyo. El propio dirigente sindical me aclaró entonces que el auto había sido comprado y revendido como negocio. Había una lista de espera, lo que le daba un valor agregado a quien pudiera obtener un auto nuevo para revenderlo.
No he escuchado hasta este momento, en cambio, ninguna explicación sobre los viajes internacionales de los que su hija Paulina hizo gala en una cuenta de Facebook, ya cancelada. Estos viajes se hicieron en aviones privados y comerciales. La chica estaba acompañada por sus perros, llevaba bolsas Birkin de Hermès de 12 mil dólares o Lockit PM Suhali de Louis Vuitton de 51 mil pesos. Participaba además en comidas con vino Vega Sicilia de 10 mil pesos la botella.
Otros signos aparentes de lujo en la vida del líder sindical petrolero los han dado informaciones sobre un apartamento en Cancún, al parecer valuado en 1.35 millones de dólares, un yate de 1.5 millones de dólares y relojes de lujo con precios de 40 mil a 200 mil dólares.
Si no es mala la generosidad con los hijos, tampoco tiene nada de malo ser rico. De hecho, el rechazo a los ricos, sólo por serlo, le ha hecho un enorme daño a un país como el nuestro que necesita de un mayor espíritu emprendedor. El problema es que Romero Deschamps es dirigente del sindicato de una empresa petrolera monopólica y senador. Estas dos ocupaciones no parecen suficientes para sostener un nivel de vida como el que aparentemente tiene.
El caso de Romero Deschamps es indicativo de quién o quiénes se han beneficiado del monopolio en la industria petrolera. Es falso que los mexicanos hayamos sido los reales beneficiarios. La renta petrolera simplemente se ha desperdiciado. Un valioso recurso natural no renovable propiedad de los mexicanos se ha utilizado para financiar el gasto corriente del gobierno, para subsidiar el combustible de los vehículos de los ricos, para cargar a Pemex con un personal quizá tres veces superior al que realmente necesita y para enriquecer a algunos políticos, funcionarios y líderes sindicales.
En otros países del mundo, como Canadá, donde la industria de los hidrocarburos es privada, la renta petrolera para los residentes de las provincias petroleras, los dueños del crudo, está garantizada. En Noruega esta renta se coloca en un fondo de pensiones para los noruegos de hoy y de mañana. En México se desperdicia en un sistema en que los dueños del petróleo, los mexicanos, somos los últimos en obtener algún beneficio.
INVERSIÓN
La inversión extranjera directa en México bajó de 21,504 millones de dólares en 2011 a 12,659 millones en 2012. En contraste, la inversión de mexicanos en el exterior subió de 12,138 millones a 25,596 millones. Me pregunto si quienes protestaban por el ingreso de inversión extranjera a nuestro país, ya que la consideraban expoliadora, ahora festejarán el que la inversión mexicana en el exterior sea mayor que la que estamos recibiendo de otros países.
Twitter: @sergiosarmient4