Fuego y muerte. La sociedad en China califica el incendio entre las peores tragedias de su país.
Un incendio estalla en una planta avícola en China y los trabajadores aterrorizados descubren que sólo hay una salida porque la otra está trancada. Eso no sólo describe lo ocurrido el lunes en una planta de procesamiento avícola donde murieron 119 personas, sino también un hecho ocurrido en una fábrica de juguetes 20 años antes, donde murieron 87 trabajadores.
Las similitudes entre los dos peores incendios ocurridos en fábricas en la historia de China indican que poco ha cambiado para los obreros en el país.
Las puertas trancadas, a todas claras una violación de la ley laboral china, constituyen elementos emblemáticos del trato a veces monstruoso hacia los trabajadores chinos. Ese trato provoca con frecuencia desastres industriales y un saldo anual de decenas de miles de muertos.
Aunque el avance económico ha colocado a la nación asiática en segundo lugar mundialmente después de Estados Unidos, las condiciones de seguridad laboral a menudo son similares a naciones pobres como Bangladesh, donde más de 1,100 murieron en abril a causa del derrumbe de una fábrica de ropa.
"Durante todo el desarrollo económico moderno de China, ha habido poca consideración por los derechos e intereses de los trabajadores", destacó Li Qiang, director ejecutivo de la organización China Labor Watch.
Los inspectores buscaban exhaustivamente ayer martes entre los escombros de la planta procesadora avícola Jilin Baoyuanfeng Poultry Co., donde las llamas devoraron las instalaciones.