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Guadalupe-Candelaria

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Sergio Sarmiento

En México hay trabajadores que reciben de descanso en sus vacaciones de Navidad solamente el 25 de diciembre y el 1 de enero. Se les suele dar también medio día el 24 y el 31 de diciembre. Algunos más descansan poco más de una semana: del 24 al 1. Otros disfrutan dos semanas de vacaciones: hasta el 7 de enero.

Se dice como chiste, pero la verdad es que hay trabajadores que sí se benefician del puente Guadalupe-Reyes. Dejan de trabajar el 11 de diciembre, para festejar a la Virgen de Guadalupe el 12, y no regresan a sus actividades cotidianas sino hasta el día después al 6 de enero. Pueden así disfrutar con toda tranquilidad de los regalos de Reyes Magos con sus hijos. Se trata de casi cuatro semanas de descanso. Lo anterior no obsta para que estos mismos trabajadores privilegiados reciban dos semanas en Semana Santa, por lo menos dos o tres semanas en julio y agosto, y aprovechen además todos los feriados que se acumulan durante el año en el calendario cívico y religioso.

Una de las razones por las que nuestro país tiene tan mala fama de productividad a nivel internacional es precisamente por estos largos periodos de descanso. Pero solamente algunos de los trabajadores de nuestro país gozan de este privilegio. Ahora bien, déjeme decirle, amigo lector, que hay una pequeña minoría de trabajadores que gozan de un puente todavía mayor: el Guadalupe-Candelaria que se extiende hasta el 2 de febrero.

Los diputados y senadores no sólo tienen un trabajo extraordinario con ingresos muy superiores a los de los contribuyentes que les pagan sus sueldos y prestaciones, sino que además trabajan muy poco. Es verdad que hay unos cuantos días del año en que se les acumula una gran cantidad de trabajo y tienen que quedarse despiertos hasta altas horas de la noche para votar alguna iniciativa sobre la cual los dirigentes no se ponen de acuerdo hasta el último momento. Pero en general los diputados y senadores laboran solamente los martes y los jueves en sesiones de pleno, que empiezan a las 11 de la mañana y terminan a eso de las 2:30, y dedican el resto del tiempo al entretenimiento favorito de los políticos: la grilla.

A pesar de que tienen esta ligera carga de trabajo, los legisladores cuentan con plazos extraordinariamente largos de vacaciones. Los periodos ordinarios de sesiones se llevan a cabo usualmente del 1 de septiembre hasta unos días después de la fiesta de la Virgen de Guadalupe. En el nuevo año se reanuda el periodo ordinario el 1 de febrero, pero como este año cayó en viernes esto significa que el trabajo real empezará el martes 5 de febrero. Este segundo periodo de sesiones termina el día del niño, el 30 de abril, tras lo cual los legisladores empiezan sus vacaciones de verano que duran cuatro meses, del 1 de mayo al 30 de agosto.

No en todos los países del mundo tienen los legisladores una carga de trabajo tan ligera. De hecho, en los países más ricos los legisladores toman un mes de descanso en verano y quizá un par de semanas en Navidad. Además trabajan de lunes a viernes en sesiones del pleno y en comisiones. Y lo hacen desde las ocho o nueve de la mañana hasta la hora en que termine el trabajo.

No es justo ni es lógico que nuestros diputados y senadores mantengan esta situación de privilegio. Ya de por sí ganan mucho y son bastante malos en el desempeño de sus responsabilidades. Lo que parece además un insulto es que descansen casi la mitad del año.

Twitter: @SergioSarmient4

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