Hacer equipo

Hay muchas personas que trabajan juntas bajo un mismo espacio físico, realizan una tarea en la que guardan vínculos entre sí y se afectan unas a otras, y sin embargo no son un equipo pues no operan con las condiciones mínimas necesarias para ser consideradas como tal.

Los integrantes de un equipo experimentan un ‘sentido de pertenencia’, ya que tienen objetivos comunes, aunque características personales y actividades diferentes. Este sentido de pertenencia se los da el hecho de compartir las mismas intenciones y a la vez que se saben aceptados y valorados por sus compañeros. Cada uno entiende la importancia de lo que hacen colectivamente y la imposibilidad de lograrlo sin la participación individual, por modesta que sea.

En un equipo existen diferentes liderazgos y cada quien aporta lo que es y lo que sabe hacer, ya que no todos son buenos en lo mismo. Pero también existe un líder al cual todos respetan y siguen por su ascendencia, su credibilidad y congruencia, no sólo por su afinidad y popularidad. Este liderazgo no se consigue por decreto sino por el ejemplo, por los elevados méritos y el servicio.

El liderazgo se vincula asimismo al poder económico, a las jerarquías organizacionales y a los intereses particulares que no necesariamente están asociados de manera armónica. En ocasiones quien tiene el poder no es líder, sólo tiene poder, cuando éste se acaba también termina su liderazgo. Pero existen individuos que son líderes más allá del poder y la jerarquía, que inspiran, son seguidos por su congruencia, sus valores y visión. Si además de ello ocupan una posición de jerarquía o tienen poder económico, su potencial transformador es ilimitado.

Mediante la selección de personas cercanas y afines, un líder logra integrar un equipo que demuestra disciplina, estabilidad, deseos de superación, confiabilidad, pertenencia y compromiso con las metas y objetivos comunes, y cuyos integrantes mantengan relaciones humanas respetuosas. El líder siempre reconoce que si funciona la relación, funcionan los proyectos. Por ello está presto al estímulo moral, al apoyo, al servicio y se mantiene cercano a cada integrante. Cuando alguien no se siente respetado en todo momento en su integridad física y moral por parte del líder o el resto del equipo, el sentido de pertenencia se pierde. Cuando los miembros de un equipo se sienten satisfechos valen por 10.

Muy relevante resulta que cada integrante de un equipo sepa que el líder y los otros miembros confían en lo que hace, sabe y en sus potencialidades; eso le resulta un mayor compromiso para funcionar bien, hacer la tarea y mejorar de forma continua, pues se reconoce su importancia como persona y lo que hace, de manera que no necesita constantemente al líder e incluso funciona mejor que cuando él se encuentra.

Sólo con el pleno conocimiento de la trascendencia que tiene lo que hacen juntos, el impacto que logran con ello, quienes integran un equipo estarán en condiciones de continuar haciéndolo cada vez mejor.

Toda persona es importante y también lo que hace; en un equipo se complementan diversas las funciones y todas cuentan porque la realizan sujetos que aportan talento y habilidades.

Las experiencias más enriquecedoras, las que conservamos en la memoria con mayor satisfacción, son en compañía de un conjunto de personas a quienes apreciamos. Saber compartir, hacer equipo, sentirse unido a otros, es siempre gratificante y de ordinario un buen acicate para esforzarse en ser mejor persona.

Compartir con otros nos inspira y estimula a un nivel que no es accesible yendo solos. De los demás aprendemos, nos enriquecen, y por ayudarles a veces nos sorprendemos haciendo cosas que no haríamos por nosotros mismos.

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