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Haneke: 24 mentiras por segundo

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Haneke: 24 mentiras por segundo

Haneke: 24 mentiras por segundo

Héctor Becerra Delgado

Admirador confeso de Chaplin, Hitchcock, Pasolini y Cassavetes, Michael Haneke evita los juicios contundentes y las conclusiones simplonas. Sus filmes, aparentemente fríos y distantes, buscan provocar en el espectador esa reacción que rara vez se tiene ante una película: la de pensar.

Michael Haneke es un ejemplo del cineasta comprometido con sus creencias y principios artísticos. Su filmografía completa se basa en premisas inquietantes, con temas difíciles de abordar: violencia, sexualidad reprimida, suicidio, juventud sin respeto por la vida, fascismo oculto en los actos más cotidianos de personas ordinarias, el video y la televisión como testigos de existencias vacías que recurren al asesinato para intentar sentir ‘algo’.

Hijo de un director y una actriz, nació en Múnich, Alemania (1942) y cursó estudios de Psicología, Drama y Filosofía en la Universidad de Austria, luego de fracasar en sus intentos de ser actor y músico. Al egresar fue crítico de cine en diversas publicaciones y a partir de 1967 trabajó como editor y guionista para la SWR, la segunda corporación televisiva en tamaño en Alemania.

En 1974 empezó a dirigir programas y en el 89, con 46 años de edad y más de dos décadas trabajando en televisión, debutó en la pantalla grande con El séptimo continente (Der siebente Kontinent, 1989). En ella una familia austriaca de clase media decide -sin razón aparente- suicidarse. Georg, su esposa Anna y su hija adolescente Eva llevan una existencia rutinaria. De repente cierran sus cuentas bancarias, se despiden de sus seres queridos y difunden que se irán a Australia. Luego de una deliciosa cena en casa, destruyen con frialdad sus bienes materiales, despedazan su dinero para tirarlo por el inodoro y proceden a quitarse la vida. La historia vino de una noticia real y Michael Haneke encontró elementos de su interés para desarrollar el largometraje. Desde entonces, en todos sus filmes hay un Georg y una Anna (a veces con alguna ligera variante), aunque no sean pareja.

La exploración de la descomposición social y familiar continuó con El video de Benny (Benny’s Video, 1992), la historia de un joven que asesina a una amiga, registra el crimen con una videocámara y guarda el cuerpo en su clóset. Tras mostrar la cinta a sus padres -Georg y Anna-, los progenitores deberán decidir qué hacer al respecto. A pesar de ser su segundo largometraje, Haneke ejercía ya una de sus constantes: no hay soluciones sencillas, solamente preguntas. Al respecto, el realizador ha declarado en diversas entrevistas que “el cine de entretenimiento ofrece respuestas simples y deja poco espacio para que el espectador piense. Si al final hay más respuestas, la experiencia será más enriquecedora”.

Dos años después estrenó la película austriaca 71 fragmentos de una cronología del azar (71 Fragmente einer Chronologie des Zufalls), integrada por diversas historias paralelas sin conexión aparente entre sí... hasta que confluyen en una masacre en el interior de un banco. El filme intercala múltiples recortes de noticieros reales, tomados de monitores de tv. Con esta obra Haneke dio por terminada lo que denominó “la trilogía de la glaciación”.

VIOLENCIA, SCHUBERT Y SCHUMANN

En 1997 Haneke presentó la cinta que le daría proyección internacional: Juegos divertidos (Funny Games), producción austriaca bien recibida por la crítica y exhibida en el Festival de Cannes ese año. Es la historia de una familia de clase acomodada, la cual es torturada por dos jóvenes desconocidos durante una estancia en su casa de verano. El señor Georg, su esposa Anna y el niño Georgie son víctimas de Paul y Peter quienes, aparentemente, están visitando a los vecinos del área del lago. Este thriller psicológico juega con las reglas del género y del cine. Así, Paul es el único personaje consciente de estar en una película y rompe ‘la cuarta pared’ al hablar con el público o utilizar un control remoto para regresar y alterar una escena recién ocurrida. Hay pistas falsas que hacen impredecibles los trágicos sucesos.

A estas alturas de su carrera, Haneke se consolidaba como un cineasta con voz propia y afición por la violencia para exponer sus reflexiones acerca de la sociedad contemporánea. En el 2000 entregó Código desconocido (Code inconnu: Récit incomplet de divers voyages), protagonizada por la francesa Juliette Binoche. El filme, con largos planos y varias historias que se entrecruzan, estuvo nominado a la Palma de Oro ese año en Cannes.

Aun así, el reconocimiento mundial le llegaría hasta 2001 con La pianista (La pianiste), drama psicosexual basado en la novela homónima de la austriaca Elfriede Jelinek (Nobel de literatura en 2004), con el cual consiguió el Premio del Jurado en Cannes (Grand Prix), el segundo más importante en dicho festival, solamente superado por la Palma de Oro. La actriz Isabelle Huppert y su coestrella Benoît Magimel obtuvieron respectivamente la Palma de Oro a mejor actriz y mejor actor. El personaje central es una talentosa pianista, cuarentona, que aún vive con su madre dominante. Para sobrellevar su frustrante soledad la concertista recurre a diversas parafilias, entre ellas la automutilación.

DE HOMBRES Y LOBOS

A lo largo de su carrera, Haneke ha encontrado espacio para hacer trabajo televisivo, teatral y hasta ópera. Para el escenario montó obras de Goethe, Strindberg y Kleist. Y por increíble que a algunos les resulte, en 2006 dirigió Don Giovanni de Mozart con la Ópera Nacional de París, con críticas predeciblemente divididas.

Pero su prioridad siguió en el séptimo arte. 2003 fue el año en que estrenó El tiempo del lobo (Le temps du loup), película futurista ubicada en Francia tras una catástrofe no explicada. La familia formada por Georges, Anna y sus dos hijos, deberá buscar refugio en tiempos en que escasea el agua potable y el ganado debe ser incinerado. Isabelle Huppert figuró nuevamente entre el reparto principal.

Volvió a llamar a Juliette Binoche para Caché: el observador oculto (Caché, 2005), thriller psicológico acerca de un matrimonio de intelectuales (adivinó: Georges y Anne) cuya vida burguesa se altera al recibir cintas de video que muestran durante horas la fachada de su propia casa. Las grabaciones no son consideradas como amenaza por la policía, pero llevan a Georges a investigar un episodio oscuro de su infancia. Caché figura entre las mejores películas de la década, según la prensa especializada, y le valió a Haneke el galardón al mejor director en Cannes, además del Premio de la Crítica y el Ecuménico del mismo festival.

MÁS JUEGOS SÁDICOS

El siguiente proyecto de Haneke fue el remake de una de sus propias obras. En 2007 estrenó Juegos sádicos (Funny Games U. S.), norteamericanizada versión de su filme homónimo (en el título original) de 1997, ahora con histriones angloparlantes en los roles protagónicos: Tim Roth, Naomi Watts y Michael Pitt. De manera peculiar, la película obtuvo críticas muy pobres a pesar de ser una fiel adaptación de la original.

Vino enseguida El listón blanco (Das weiße Band - Eine deutsche Kindergeschichte, 2009), denso largometraje en blanco y negro cuya trama se ubica en un pueblo alemán en 1913, un año antes de la Primera Guerra Mundial. Varios macabros accidentes ocurren allí.

Su autor la define como una cinta “acerca del origen de cualquier tipo de terrorismo, sea político o religioso”. Narrada en flashback por uno de los personajes, parece un thriller acerca de los bizarros incidentes en que algunos pobladores han resultado heridos o muertos. Sin embargo es preciso recordar que esta es una obra de Haneke, así que las respuestas las debe aportar el espectador. Lo que queda claro es que los niños del pueblo están de una u otra manera implicados en los violentos acontecimientos. Con El listón blanco, el nativo de Múnich obtuvo por vez primera la Palma de Oro en Cannes. Además, el Globo de Oro a la mejor película extranjera, una nominación al Óscar en la misma categoría y otra en cinematografía.

EN LA LISTA DE HONOR

En 2012 Haneke estrenó Amor (Amour), drama sobre una pareja de ancianos profesores de música en retiro (sí: Georges y Anne), cuya relación se pone a prueba cuando ella sufre un ataque que paraliza un lado de su cuerpo. El filme obtuvo la Palma de Oro en Cannes, lo cual lo ubicó en la selecta lista de realizadores que han conseguido dicho premio dos veces, al lado de Francis Ford Coppola, Shōhei Imamura, los hermanos Dardenne, Alf Sjöberg, Bille August y Emir Kusturica.

Haneke ha afirmado que “el cine son 24 mentiras por segundo, al servicio de la verdad o de la búsqueda de ella”. La frase, adaptada de una de Godard, le queda. A sus 70 años de edad y quizá gracias a su entrada tardía a la pantalla grande, se ha consolidado como uno de los cineastas más definidos en fondo y forma. Fiero opositor de las producciones de género (terror, comedia, etcétera), Haneke suele revertir las reglas para ofrecernos películas con giros impredecibles.

El también profesor de la Academia de Cine de Viena suele emplear planos largos y sin cortes, lo cual confiere un ritmo lento y contemplativo a sus cintas, y rara vez se vale de música de fondo con el fin de dejar libre la interpretación emocional de cada escena. Lo más importante: para Michael Haneke, formular las preguntas correctas es más importante que ofrecer respuestas.

Twitter: @hectorexafm

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