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Hay niveles

FEDERICO REYES HEROLES

Hace unos días se rindió un muy merecido homenaje a un verdadero líder histórico de la izquierda mexicana, Arnoldo Martínez Verdugo. Fue él, como recuerda Ramón Sosamontes, quien luchó por una identidad propia del Partido Comunista Mexicano para que éste no orbitara alrededor de la Unión Soviética. Fue a él a quien le tocó encabezar el difícil tránsito de una izquierda refugiada en la ilegalidad hacia un compromiso básico con el estado. Dejar las armas e ir a las urnas y escaños era para muchos de sus correligionarios caer en la trampa de la legalidad. Así ha cambiado el mundo y México.

Fue él quien supo leer los signos de sus tiempos, las transformaciones de los partidos políticos europeos, la aparición de eurocomunismo. Fue él quien negoció con firmeza las exigencias de la izquierda para incorporarse a la reforma política de finales de los años setenta y obtener vida legal. Se olvida, pero el actual registro del PRD tiene su origen en el del desaparecido PCM gestionado por Martínez Verdugo. Candidato a la presidencia tuvo un rápido aprendizaje de esas lides que no eran las suyas. Fue él quien comprendió que la legendaria expresión comunismo llegaba a su ocaso. Supo crear y dirigir el Partido Socialista Unificado de México. Fue Martínez Verdugo el principal ideólogo de esa fuerza.

Nuestra democracia, con todas las críticas que se le quieran hacer, pero también con todos sus logros, no hubiera sido posible sin nombres como Martínez Verdugo, Gilberto Rincón Gallardo, Valentín Campa, Heberto Castillo entre otros. Del lado del PAN don Luis H. Álvarez y con todas sus peculiaridades Clouthier o Fernández de Ceballos y por supuesto Castillo Peraza. Eso por hablar sólo de los opositores al PRI. En el merecidísimo homenaje organizado por la delegada en Tlalpan, Martínez Verdugo lanzó: "Nuestro proyecto político tiene que ir más allá de la política. Queremos construir un nuevo liderazgo ideológico y cultural y promover una profunda transformación intelectual y moral de la sociedad". Su lectura sigue siendo visionaria, sólo así la izquierda ocupará el lugar que merece.

Pero qué pensará esa generación fundacional del nuevo México del triste espectáculo que vemos en los opositores al PRI. Pareciera que unos y otros están haciendo todo lo posible por facilitarle las cosas al partido en el gobierno. Sabemos que la militancia partidaria ha caído en todo el mundo. En México sólo 2% declara militar en alguna fuerza. Sabemos que ante ese fenómeno los partidos se han transformado en corrientes de opinión capaces de capturar a los votantes cuyo voto fluctúa y que son ya la gran mayoría y creciendo.

Sabemos que en México los partidos gozan de un enorme desprestigio sólo superado por la Policía y los diputados. Paradojas de la vida, el partido más despreciado hace 10 años, el PRI, es el que hoy goza de mayor prestigio. No es mucho, pero está arriba. Seguro se debe a acciones de esa institución, pero también es resultado del desfile de inconsistencias del PAN y PRD. Que en la depuración del padrón panista haya una caída brutal de militantes no asombra, lo habían inflado y los adherentes deforman la lectura. Pero la desbandada de personajes que se alejan del PAN -de Fox, Fernández de Cevallos a Córdova Villalobos- debe mover a reflexión.

Y qué decir de la izquierda. Sonriente AMLO y su fiel escudero se dejan retratar con su credencial de Morena como organización que busca el registro ante el IFE. ¿No era el IFE la cueva de ladrones electorales que le robaron a AMLO la elección en dos ocasiones? No fueron esos consejeros los artífices últimos del gran complot para entregarle el poder a la mafia. No fueron ellos los que avalaron junto a sus cómplices del Tribunal un proceso viciado de origen en donde hubo una millonaria compra de votos. ¿Cómo confiar a esa pandilla del IFE el futuro de Morena? No se entiende, o sí. AMLO y sus seguidores reclaman su porción de dineros públicos, que provienen de los causantes, para así seguir impulsando un proyecto en el cual primero va él y después él y él y él. Dividir el voto de la izquierda para fines caudillistas no fue ni es exactamente el anhelo de Martínez Verdugo.

Madero afirma (ENFOQUE # 974) que el PAN no tiene dueño, pero acepta el eclipse provocado por la presidencia de Calderón y delata la pugna con el expresidente por el poder interno. Si Calles reviviera y refrendara su convicción de hacer de México un país de instituciones y no de caudillos, bien podría asesorar a los opositores. Perogrullo: no hay democracias fuertes sin partidos fuertes. Pero, admitámoslo, no todo fue ni es responsabilidad del PRI. Si en el 15 el PRI vuelve a ganar, no se le podrá inculpar por haber recuperado la unidad y logrado el predominio de la vida institucional. AMLO y seguidores frente a la izquierda y la politiquería panista ante la memoria de Gómez Morín serán responsables. Hay niveles.

PD. Me sumo a la propuesta: parque, convoy, estación con el nombre de Arnoldo Martínez Verdugo.

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