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Herencias

YAMIL DARWICH

Nadie puede dudar que ser padre o madre es uno de los más grandes regalos de la vida; representa muchas alegrías y, desde luego, también tristezas; sume los temores, inseguridad e incertidumbre por ellos, mayormente en el tiempo presente y pensando en su futuro y, claro, la satisfacción de ver realizados los planes y sueños que nosotros no pudimos alcanzar.

Mi amigo Fernando Llama, presume los logros de sus hijos como propios, encontrando en ello el mejor regalo como logro de vida, insistiendo que él se graduó con sus retoños, llegando a exigir una fotografía, juntos, para que quede constancia del esfuerzo compartido.

También son una de nuestras más fuertes motivaciones para vivir, trabajar, luchar cada día y construir una plataforma que les dé mayores garantías en el futuro. Desde luego que comprendo que existen otros que tienen intereses muy personales, egoístas y hasta mezquinos, pero quiero pensar que son minoría y a ellos no va dirigido este Diálogo.

Le hago una pregunta: ¿cuál es la mejor herencia que podemos dejarles?

Algunos me dirán que educación y yo estaré de acuerdo con ellos; Don Emilio, mi papá, en muchas ocasiones me decía: "Yo a usted le voy a dejar los estudios en la cabeza, ese es un dinero que nadie le puede quitar"; y cuanta razón tenía.

Otros agregarán herencias de tradiciones y principios, usos y costumbres que marcarán su comportamiento y también tienen razón. En eso, bien podemos tomar ejemplo de la etnias medio orientales, entre ellas la judía, que enseñan a los hijos a cuidar e incrementar los bienes de la familia, no por nada existen tantos chistes al respecto.

Para ser justos, debo agregar que árabes y libaneses -son etnias diferentes- no se quedan atrás y de ellos tengo muchas vivencias que me dejaron huella y me hicieron ver el valor del dinero con un enfoque diferente.

A mí y a mi hermano Karim, nos daban siempre más de lo necesario: buenas escuelas, ropa, la mejor alimentación y sobre todo, un ambiente familiar adecuado y agradable. Sin embargo, no había posibilidad de recibir dinero de sobra, "se echan a perder 'sanior'" me decía mi papá; en cambio, nos dejaba la oportunidad de trabajar y ganarnos el dinero suficiente para comprarnos las cosas vanas que quisiéramos.

Al respecto, también recuerdo otra anécdota con Don Emilio, que al pedirle un traje para fiestas y teniendo él, antecedentes del buen dinero que ganaba trabajando como su cobrador -era mi patrón"-, me contestó con mucha seriedad: "muy bien "sanior"; ¿usted qué paga: la tela o la hechura? Ese traje me duró hasta terminar la carrera y ya usted sacará conclusiones del porqué lo cuidaba tanto.

Si usted piensa en dejar a sus hijos dinero, le diré que según los más grandes millonarios, opinan que está en un error; de hecho, según un reportaje leído en la prensa del D.F., ellos recomiendan a los lectores evitar heredarles grandes capitales a sus hijos. Así, Steve Jobs, dueño de Apple, en una entrevista declaró: Si mueres, no debes dejar una gran cantidad de dinero a tus hijos. Sólo les arruinarías la vida.

Lo mismo opina Bill Gates, que piensa dejarles sólo un poco de dinero a los hijos y donar el resto; Warren Buffet, otro millonario famoso, opina que debemos transmitir valores y no abundancia.

Aquellos padres que sólo dan dinero a los hijos llegan a crear personas infelices, que buscan únicamente la satisfacción material que puede darles el mismo, al creer o saber que no cuentan con afecto tangible y evidente de los padres, que están ocupados en hacerlo y de fondo también son infelices. Recuerde el "Diálogo" que dedicamos a los mirreyes.

Valores familiares y sociales sólidos, unidos a una buena educación, son, sin duda, la mejor herencia que podemos dejarles a los hijos.

Existen estudios universitarios que demuestran la realidad: los bien preparados académicamente tienen mayores probabilidades de éxito en la vida; orientar a los jóvenes con base en los valores humanos, sociales y trascendentes, le da sentido al conocimiento y a su propia existencia.

La sola educación formal, instruyendo sin educar, ha sido causa de muchos de nuestros males: líderes sociales y políticos nacionales que ante la falta de valores humanos, nos han llevado a la grave situación que vivimos: los primeros, buscando el enriquecimiento, sin importarles sus conciudadanos; los segundos, aplicando la técnica para defraudar y profundizar en la pobreza a los demás. Lo peor: el aprendizaje, del cómo hacer alianzas defraudadoras. Los ejemplos se los dejo a Usted.

Educar y enseñar valores parece ser la fórmula del éxito, muy buena herencia para las nuevas generaciones que, de entre ellas, deberá brotar el líder que cambie a nuestro México.

Le pido que cada quien hagamos nuestro trabajo en casa. ¿De acuerdo?

ydarwich@ual.mx

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