El próximo 21 de enero Barack Obama asume nuevamente la Presidencia de Estados Unidos para su segundo mandato de 4 años y el cambio más evidente y más inmediato es que Hillary Clinton ya no será su secretaria de Estado, como ella misma lo anunció desde inicios de 2012. Si el senado lo ratifica, John Kerry será el próximo titular de la diplomacia estadounidense.
Porque no hay mejor drama o historia que la vida real, la salida de Clinton del gabinete de Obama ha estado acompañada de hospitales, escándalos políticos y de rumores.
Drama de hospitales y escándalos porque Hillary estuvo internada hacia fines de 2012 debido a un coágulo de sangre. Durante casi una semana, los noticieros estadounidenses se dividían entre los liberales CNN, ABC y MSNBC, que mandaban buenos deseos para la recuperación de la salud de la secretaria, y los medios conservadores, como Fox News, que insinuaban que la exprimera dama "se inventó una "enfermedad" para evadir la obligación de ir a rendirle cuentas al Senado por los errores cometidos en la defensa de un sede diplomática estadounidense en Benghazi, Libia, en la que murió el embajador estadounidense en ese país.
Rumores y especulación porque la salud de la exsenadora y su salida del gabinete volvió a revivir la pregunta en los medios: ¿quiere Hillary aún ser presidenta? ¿Buscará la candidatura de su partido en 2016?
Los rumores tienen algo detrás: Hillary se va con el mayor índice de aprobación de su carrera. La mujer que desde la Casa Blanca molestó a muchos por un papel activo como primera dama en los 90 o la senadora por Nueva York que también en los 2000 irritó a varios electores por sus argumentos legislativos y sobre todo la excandidata presidencial que en 2008 dividió el apoyo de los demócratas entre ella misma y Obama este 2013 no parece existir. A lo largo de los 4 años que fue titular del Departamento de Estado, Clinton tuvo una tasa de aceptación por arriba del 60%. De hecho, Hillary se va como la mujer más admirada de Estados Unidos, según acaba de anunciar la encuestadora Gallup.
De tal forma, Clinton se va con buenos números en 2013. Hoy los pundits ya mencionan que ella "sería la mejor persona posicionada" para la candidatura presidencial demócrata en 2016. Sin embargo, el tema está en qué puede hacer de hoy a entonces Hillary para conservar ese apoyo alto y para mantenerse vigente.
Si en 2016 Clinton busca la candidatura de su partido, muchos voltearán a ver su historial como secretaria de Estado y se preguntarán ¿pero qué hizo en ese puesto? ¿cuál fue su legado? ¿Se logró la paz en el Medio Oriente? ¿Estados Unidos cambió su postura respecto al Estado palestino? ¿Resolvió el tema de Siria? ¿Venezuela es ya democrática? ¿México combatió mejor al crimen organizado con el apoyo estadounidense? La respuesta es no a todo lo anterior.
En lugar de concentrarse en los "temas duros" de la diplomacia estadounidense, el legado de Clinton estará en lo que el académico Joseph Nye llamara "temas de "poder suave" de la nueva agenda de política exterior.
Hillary hizo de la promoción de los temas de género un pilar de la diplomacia de su país. En los más de 114 países que visitó como secretaria siempre su agenda involucró algún tema relacionado con el género. Clinton es una feminista y llevó esa agenda al Departamento de Estado como nadie antes.
La recuperación de la imagen internacional de Estados Unidos después de los 8 años de la era Bush es tal vez el sello de su gestión como diplomática estadounidense. Recuperación que el Pew Global Attitudes Project mide año con año y cuyo cambio de 2008 a 2009 es dramático y positivo.
Junto a su asesor Alec Ross, Clinton lanzó la diplomacia pública 2.0 de Estados Unidos, que ha servido de modelo a muchos otros países, e hizo también del uso de las tecnologías de la información y de la defensa del Internet libre otro sello de su gestión.
Al final, Clinton deja su cargo con casi un millón de millas de vuelo, más de 114 países visitados, casi 500 días pasado en el extranjero, si se da el momento de revisar su gestión como diplomática, su equipo de asesores se encargará de hablar y de recordarle a la gente sobre los temas suaves y no de los duros que seguirán estando como pendientes para Kerry y para el segundo mandato de Obama.
En el inmediato plazo Hillary estará fuera de los reflectores mediáticos tal y como si fuese una gran soprano de la ópera clásica que se retira. Poco a poco irá reapareciendo, primero algún evento en la Iniciativa Global Clinton, luego algún otro de apoyo a alguna causa en la que cree. De aquí a que decida si realmente quiere competir en 2016, y que evalúe si de verdad el electorado estaría dispuesto a elegir a una persona (a una mujer) de casi 70 años como presidenta, Hillary y su marido seguirán dando material para la especulación y hasta para una novela.
No veo a una figura tan carismática como Obama que podría competir con ella en 2016 e incluso veo al mismo Obama apoyando a Hillary. El 2016 bien podría ser el año de un candidato presidencial hispano como Marco Rubio por el lado republicano y el año de Hillary en el demócrata. Sería una contienda adictiva.
Politólogo e Internacionalista
Twitter: @genarolozano