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Hillary tuitera

PATRICIO DE LA FUENTE
“Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbre que es capaz de soportar”— Kant

"Hubiese sido muy fácil quedarme en casa bebiendo té y horneando pastelillos como una Tammy Wynette cualquiera", dijo Hillary Rodham Clinton en una entrevista televisiva durante la campaña presidencial de 1992, en alusión a la compositora de "Stand by You rMan", emblemática canción de la década de los sesenta, y a las madres de familia de clase media que llevan a sus hijos a los juegos de soccer.

Posteriormente, se vería obligada a disculparse, ya que puso en entredicho las aspiraciones de su marido al ofender así -sin quererlo- a gran parte del electorado, consideraron quienes no estaban muy dispuestos, que digamos, a tolerar las ambiciones de una mujer en la que veían a una segunda edición de Eleanor Roosevelt, dada su admiración expresa hacia la primera feminista de alto perfil del siglo veinte. De aquello, han transcurrido casi treinta años.

Desde entonces se pinta de cuerpo entero y advierte que no está dispuesta a jugar el rol de esposa abnegada. Su inteligencia y persona, de enormes alcances y grueso calibre, tenía una cita con la historia que habría de cumplirse a cabalidad. Se cumplió, y de qué manera.

Lo que comenzara en la Universidad de Wellesley, cuna y semillero de una generación de mujeres que posteriormente alcanzaron alturas insospechadas en todos los ámbitos de la vida estadounidense, forma parte de la historia de quien, a los 65 años y con casi cuatro décadas en el ámbito público, aún tiene mucho que decir y que contar. Quien piense o crea que el retiro forma parte de los planes de Hillary Clinton, comete un error, un craso error.

Setecientos cuarenta mil seguidores al momento de escribir estas líneas; 740 mil más los que se acumulen en la cuenta verificada de Twitter que junio pasado abrió y a través de la cual, tan sólo ha emitido veinte tweets. De tal forma pesa e influye lo que opina, cualquier cosa que por ahí manifieste, habrá de ser atendida en los cinco continentes. Por supuesto, su incursión a la red social de micro blogging, fue ampliamente comentada a ocho columnas por los medios de comunicación de todo el mundo.

No se trata, especulan miles, de una incursión fortuita por mera diversión, sino de planes muy bien trazados y de largo alcance -planes de grandeza- pues con ninguno de los Clinton, Bill o Hillary, caben las medias tintas. Tras renunciar al Departamento de Estado por complicaciones de salud y cansancio, aunque desde el principio manifestó su intención de permanecer en el puesto sólo cuatro años, sus índices de aprobación rondan en el setenta por ciento y es considerada como una de las mejores secretarias de Estado de la historia.

Dicho nivel de aprobación y capital político a cuestas, hacen de Hillary Clinton la demócrata más popular, la colocan como una contendiente de peso, y a la fecha sin rival en ninguno de los dos partidos, rumbo a las elecciones de 2016. Se trata de una de las mujeres más poderosas y visibles del orbe, una Hillary que ha ganado experiencia, pericia, astucia, y a la que percibo cómoda en su piel y con lo que hoy es. Dicha liviandad, tal parece, se transmite y le entusiasma al electorado. Atrás queda la feminista a rajatabla que dividió a la opinión pública, pues lo que quería probar era ser capaz e igual de competente que sus contrapartes masculinos, y ya lo consiguió. Hoy viaja ligera de equipaje…

Arroba Hillary Clinton y sus 740 mil seguidores y contando. No es que hoy, sin las demandas ni el trajín de tiempos pasados, busque avocarse a las redes sociales y convertirse en una tuitera consumada. Tampoco es que se aburra o se sienta sola y persiga el cobijo de sus múltiples fans del mundo virtual, mundo donde muchos atenúan la soledad y el día a día, interactuando con amistades que no conocen.

No, la llegada de Hillary Clinton a Twitter no es obra de la casualidad. Rezan las últimas líneas de su biografía en dicha red: "TBD" -to be discovered-

Ignoro qué sigue en los planes de Hillary Clinton, pero algo te aseguro querido lector: no se quedará en su casa a tomar el té ni a hornear galletas como una TammyWinette más.

Twitter @patoloquasto

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