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Huele a amor

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Sobre mi mesa, dos nuevos libros, que disfruto con paciencia y deleite. Uno, sobre mi amigo, Antonio Irazoqui y de Juambelz; y otro de don Antonio Morales Barrera, a quien conocí siendo yo un niño, porque era el abuelito de mi querido amigo, hoy ausente, Juan Foster.

El segundo de ellos se presentó el pasado viernes en el vestíbulo del Teatro Nazas y se debe a la pluma de Juan Morales de la Garza, también nieto de don Antonio.

El primero, es un empeño encomiable, de mi amiga Mónica Irazoqui, y su hermano Enrique, que con verdadera pasión y amor por su padre, se dio a la tarea de recopilar en una edición de excelente impresión, las columnas que él escribiera en vida, con el seudónimo de Nau-Yaca, durante varias décadas, en estas mismas páginas.

Ambos libros huelen a amor, porque así están confeccionados: con amor, sobre todo el de Mónica, pues me consta las horas y la dedicación que puso en la selección de las columnas, que nos permiten disfrutarlas, al gusto y tiempo, de cada cual.

En 249 páginas, Mo, como la llamaba su padre, reúne las columnas que durante largos y felices días, nos hicieron disfrutar cada mañana, de la fina ironía de mi amigo Antonio.

Nunca conocí a un hombre con mayor ingenio que él, pues bien se dice que: "la ironía es el relámpago de la inteligencia", y no se puede ser irónico sin ser inteligente. Y así era Toño, inteligente, agudo e irónico.

Vivía la vida, como decía Borges, "Momento a momento, porque la vida está hecha de momentos". Sin exagerar, pero sin minimizar los acontecimientos. Valorándolos en su justa dimensión.

Transcribiré aquí, a manera de ejemplos, unas cuantas de sus columnas, que comentaban las noticias que un día antes había publicado El Siglo:

*Nota: "Son más felices los que viven juntos sin estar casados…

Comentario: Yo se lo dije a mi suegra, pero no quiso entender y me obligaron a firmar y vestirme de pingüino".

*Nota: "Contrajo nupcias un hombre que se ha casado 23 veces…

Comentario: Tiene que ser un retrasado mental".

*Nota: "Recibe bomba como regalo de Navidad…

Comentario: Ése si vio al Niño Dios de verdad".

*Nota: "En Estados Unidos, prefieren la abstinencia al sexo seguro…

Comentario: Es que el sexo seguro sale muy caro… Hay que casarse".

*Nota: "Por amar demasiado se cometen errores…

Comentario: Y luego hay que vestirlos y mandarlos a la escuela":

*Nota: "Mariachi interrumpe sesión de la Cámara de Diputados…

Comentario: Es que creyeron que era cantina".

Y como ésos cientos de comentarios más, a las noticias de El Siglo, escritos con humor, ironía e ingenio, pues mi amigo poseía, como pocos, el oficio del periodista.

En efecto, Toño conocía cada departamento del periódico, desde la circulación hasta la mesa de redacción y desde luego la dirección.

Pero además, era un excelente conversador, versado en la vida misma y muy buen consejero. Como lo dice Mo al final del libro, que él solía decirle: "Hija Mo. Pasa todo y no pasa nada".

A veces llegaba yo al periódico a platicarle alguno de mis problemas y por principio de cuentas me decía: "A ver. Siéntese. Tómese un café y fúmese un cigarro. Tranquilo, no pasa nada".

Otra de sus pasiones era la música. En especial, las canciones románticas y los tangos. Fueron muchas las veladas entre amigos, departiendo alegremente, con él y con Queta, hasta altas horas de la noche.

Nunca se cansaba y se las sabía todas. Su repertorio era amplio y en especial disfrutaba cantando "La mujer ladina" y el tango: "Flaca".

Pero volvamos al libro que se presentará en el Teatro Martínez, el próximo martes en punto de las siete de la tarde.

Desde que abrí el libro, advertí que olía a amor y así se lo dije a Mónica. A ese amor filial que sólo una hija puede sentir por su padre y más cuando ese padre fue un hombre excepcional.

La entrada a la presentación del libro es gratuita y adelanto que, de acuerdo a las disposiciones de mi amiga Mo, habrá música al final del evento. No se puede concebir un homenaje a Toño sin música.

Porque su vida fue alegre, divertida, llena de humor, alejada de toda solemnidad; era un hombre simple, sencillo, no obstante la seriedad que a veces aparentaba, para desempeñar correctamente su papel como director de un medio informativo, tan importante como lo es El Siglo de Torreón.

Es este un verdadero libro de colección, tanto por su bella edición como por su valioso contenido, que seguramente nos permitirá disfrutar nuevamente del ingenio y humor de nuestro amigo.

Gracias Mónica por hacernos tan espléndido regalo. Y gracias a la vida, por habernos permitido el privilegio de conocer y convivir con don Antonio Irazoqui y de Juambelz.

Debo precisar, que no todo el crédito es de Mónica, sino que la idea partió de su hermano Enrique, que junto con ella, emprendió tan grata aventura en memoria de su padre.

Gracias a ambos, de nuevo, por traer a la memoria a tan entrañable amigo.

En futuras entregas, volveré al libro de don Antonio Morales, pues merece también tratamiento especial, pero el espacio se termina aquí.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano":

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