Espero ver, muy pronto, en el cine, la película: Lincoln, aunque, de entrada, ya levantó polémica alguna que otra imprecisión de la misma.
Se dice que en ella, se afirma que el estado de Connecticut votó, en su momento, en contra del decreto que abolía la esclavitud, lo cual no es exacto.
Y tan no lo es, que inmediatamente, el senador por ese estado, protestó y probó, con las actas en la mano, que fue exactamente al revés, esto es, que ese estado votó a favor de la propuesta de Lincoln.
Todo esto me hizo recordar en cómo, con frecuencia, citamos frases o hechos históricos que son falsos, pero que comúnmente damos por ciertos.
Existe por ahí, un libro publicado por la universidad de Oxford, en el que se recogen muchas mentiras de la historia, entre ellas, una que otra que solemos citar con frecuencia.
La más notable entre ellas, es aquella atribuida al Quijote, cuando, según afirman, le dice a Sancho: "Ladran, Sancho, señal de que cabalgamos", que con frecuencia es utilizada para minimizar alguna crítica.
Pero resulta, que esa frase no está en El Quijote, sino que aparece una frase similar, en un poema de Goethe.
En honor a la verdad, debo decir que comprobar esa falsedad, me llevó a leer de nueva cuenta la obra de Cervantes, pues quien me hizo la corrección fue don Emilio Herrera (QPD).
De hecho me apostó que si la encontraba, me invitaría una comida, lo que nunca sucedió, porque la frase no viene en esa obra.
Otro tanto sucede con la famosísima frase atribuida a Voltaire: "Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo", la cual nunca lo dijo, sino que esa frase surgió de su biógrafa inglesa, con la que pretendía (ella) mostrar las bases del talante y las ideas progresistas y liberales del ilustre francés.
Cuántas veces hemos oído citada dicha frase, aún en las tribunas más altas del país y la damos por buena sin mayor razonamiento. ¿Será porque es de una contundencia libertaria mayúscula? Si bien, la podríamos decir, pero sin atribuirsela a Voltaire, para no pecar de ignorantes.
Winston Churchill, fue un hombre prolífico en anécdotas y frases célebres y uno de los oradores más brillantes de su tiempo. Pero nunca dijo: "No tengo nada más que ofrecer, que sangre, sudor y lágrimas"; y sin embargo la frase permeó a la historia como cierta.
Volviendo a Lincoln, tampoco el ilustre leñador dijo alguna vez: "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, y puedes engañar a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo".
Sin embargo, todas estas cosas pueden ser ociosas, en un mundo en el que priva la concreción del Twiter y las comunicaciones concretas.
Es más, decir algo en muy pocos caracteres puede ser la fórmula para que proliferen los Titos Monterroso, como en el cuento del dinosaurio.
Pero temo que, lejos de eso, estamos perdiendo la capacidad de investigar y corroborar datos y frases, no obstante que ahora más que nunca, tenemos la facilidad de hacerlo al través de la Internet.
Ahora, andamos tratando de enséñales valores a los niños en las escuelas, cuando esos valores los aprendía uno en la casa y con el ejemplo de los padres.
Hemos descuidado nuestra formación y con más ganas la de los niños, que a pesar de las herramientas tan valiosas que tienen a su alcance, se han vuelto perezosos y no les gusta leer. De ahí las campañas para animarlos a que lo hagan.
Pero ellos no lo harán, si no ven el ejemplo en sus padres y lamentablemente traemos varias generaciones perdidas en todos sentidos, de gente que no lee, no investiga; sólo copia y pega, si acaso.
Tenemos que poner más atención a aquellos que están a nuestro alcance. La obligación de cultivarlos es nuestra, porque en la escuela aprenden, si acaso, a leer y escribir, sumar y restar, pero no ha cultivarse. Eso nos toca a nosotros.
Antes de cerrar estas líneas, quiero agradecer la preocupación hacia mi persona de dos entrañables amigos: Jesús Haro y Carlos Juaristi, que tan amablemente se tomaron la molestia de llamar, desde lugares remotos, para preguntar cómo estaba.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano".