Una situación de total emergencia y tragedia se vivió la madrugada del sábado en Brasil, después de que un club nocturno se incendiara. En la imagen se observa a personas corriendo desesperados.
Brasil se despertó ayer con una pesadilla por la muerte de 233 personas, en su mayoría jóvenes universitarios, en un incendio que arrasó por la madrugada la discoteca Kiss de la ciudad de Santa María, la peor tragedia de este tipo en el país en más de medio siglo.
La tragedia, que dejó además 106 heridos, ha sumido en el dolor y el llanto a esta ciudad situada en el corazón del estado brasileño de Río Grande do Sul y donde familiares de las víctimas hacían fila por la noche en un centro deportivo improvisado como tanatorio para tratar de identificar a sus hijos, hermanos o amigos.
Según los relatos de los sobrevivientes, el incendio se desató hacia las 2:30 hora local (4:30 GMT), cuando un integrante de la banda Gurizada Fandangueira, que se presentaba en el escenario, encendió un artefacto pirotécnico conocido como "Lluvia de plata", cuyas chispas alcanzaron la espuma utilizada como aislante acústico en el techo del establecimiento.
A partir de ese momento, el pánico y el caos se apoderaron de los centenares de personas que se habían dado cita en el establecimiento la noche del sábado y cuyo número no ha podido ser precisado por las autoridades.
La conmoción llevó a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, a abandonar la cumbre de la Celac-UE, que se celebraba en Santiago de Chile, para dirigirse a Santa María, donde visitó el hospital de la Caridade, uno de los que más heridos recibió, y el Centro Deportivo Municipal, improvisado como depósito de cadáveres.
Diversos mandatarios en el mundo lamentaron los hechos y mandaron sus condolencias a los brasileños.
El presidente Enrique Peña Nieto se solidarizó vía Twitter con el pueblo y el gobierno brasileños por el incendio.
La tragedia es calificada como la peor ocurrida en medio siglo en Brasil.