Nada. Junto con lo que fue la anterior presidencia municipal, desaparecieron los puestos de agua.
En el año 2010 fueron derribados sus locales comerciales donde durante décadas vendieron aguas gaseosas de sabores.
Con las obras de demolición de la antigua presidencia municipal y la construcción de la Plaza Mayor, Claudia Leticia Morales González y María Dolores Hernández Ramírez, fueron obligadas a retirarse.
Les dijeron que sería temporalmente y a cambio les harían pagos mensuales de alrededor de 12 mil 500 pesos, más o menos los ingresos que tenían al mes.
Mediante un convenio por escrito se pactaron las mensualidades, así como la restitución de los locales, tan pronto como se terminaran las obras de la Plaza.
Pero las autoridades municipales no les cumplieron. La ayuda económica sólo duró unos meses.
El convenio lo firmaron el entonces secretario del Ayuntamiento, Miguel Mery, el tesorero Pablo Chávez Rossique y el primer síndico Arturo Rangel Aguirre, que en 2010 era jefe de Plazas y Mercados.
Tres años han pasado desde que se quedaron sin sus negocios. Las comerciantes afectadas se ampararon ante jueces federales contra la Tesorería Municipal y ahora esperan la resolución.