La lucha por la alcaldía de Torreón ya comenzó. Miguel Riquelme, Chuy de León o Jorge Zermeño, son los aspirantes con posibilidades reales de suceder a Eduardo Olmos, quien terminará su gestión con un balance negativo, el cual representa una pesada carga para el PRI en esta contienda que apenas inicia.
Aunque el calendario electoral marca el inicio de las precampañas, en la realidad estamos ya inmersos en la contienda electoral. Los espectaculares que "adornan" Torreón desde el pasado 14 de febrero son prueba de ello.
Una prueba más de que las campañas ya comenzaron es el hecho de que en el PRI se lleva a cabo una supuesta contienda interna entre Miguel Riquelme y Marco Antonio Mora Varela para elegir al candidato. Esta supuesta "lucha" bien puede definirse como una farsa, donde el resultado ya es de todos conocido y el único objetivo es que el candidato del PRI, Miguel Riquelme, tenga espacios en los medios de comunicación y no tener que desaparecer varias semanas mientras los panistas Chuy de León y Jorge Zermeño -ahí sí una contienda real- tienen exposición tanto en medios como en las calles.
A pesar de que en el discurso Miguel Riquelme niegue que se trate de una simulación o que Mora Varela cuente con el apoyo de la CTM, en la realidad todo se limita a una farsa, si no es así, cómo entender que Riquelme acuda a registrarse acompañado por más de 500 personas mientras que Mora Varela apenas si juntó una decena.
Mientras Chuy de León y Jorge Zermeño dicen sus virtudes y por qué son mejores, en entrevista radiofónica en el programa Contextos Marco Antonio Mora Valera se niega a decir que él es mejor que Miguel Riquelme. El cetemista apuesta por no pelearse, por no criticar a Riquelme, quien seguramente le otorgará posiciones, como pago, si llega a ser alcalde.
Los priistas aprendieron de la última elección, cuando como único candidato Rubén Moreira dejó el espacio libre para que Guillermo Anaya buscara la candidatura, en otra farsa, compitiendo contra Eduardo de la Peña. Ahora los priistas no pierden el tiempo y buscan posicionar a su candidato desde las precampañas.
Miguel Riquelme llega a esta contienda con varios activos, entre ellos su experiencia en diferentes cargos del Gobierno de Coahuila, además de haber tenido un papel destacado como diputado federal en la atracción de recursos del fondo metropolitano. Sin embargo, tiene en contra la mala imagen que hay del gobierno de Eduardo Olmos y de Rubén Moreira en un amplio sector de la población de Torreón. El cuarto de guerra de los priistas sabe que ambas administraciones están reprobadas, de ahí que seguramente Riquelme buscará deslindarse cada vez más de la administración de Eduardo Olmos. Esto no será sencillo ya que en el imaginario colectivo el nombre de Miguel Riquelme está relacionado a la gestión de Humberto y Rubén Moreira.
A su favor, que no es poca cosa, tiene la buena imagen que en muchos ciudadanos ha generado estos primeros meses el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Miguel Riquelme sabe que el voto duro del PRI no le alcanza para ganar, sobre todo si enfrente tiene a Jorge Zermeño de ahí que busque convencer a un amplio sector de los indecisos. La buena noticia para el tricolor es que el grupo de Guillermo Anaya, que apoya a Chuy de León, usará todas las artimañas (legales y no) para impedir que Zermeño busque nuevamente la alcaldía de Torreón.
A pesar del discurso de unidad y que se tomen la fotografía juntos, la realidad es que en el PAN se lleva a cabo una lucha encarnizada que traerá como consecuencia el debilitamiento del partido. Prueba de esto son las redes sociales donde las descalificaciones entre seguidores de Zermeño y Chuy de León diariamente suben de tono.
Como en otras ocasiones el peor enemigo del PAN es el propio partido. Si el albiazul le apuesta para ganar sólo a la mala imagen que hay del gobierno de Eduardo Olmos y al tema de la megadeuda, sin duda estarán equivocados. Mientras que en una esquina Riquelme hace rounds de sombra esperando a su rival, Jorge Zermeño y Chuy de León se enfrentan en una pelea tipo Vale Todo donde las reglas hace mucho que se olvidaron.
En Gómez Palacio también se habrá de elegir alcalde. En este municipio son tres los priistas que han levantado la mano. El diputado local Sergio Uribe; el exsecretario de Turismo, Juan Ávalos Méndez; y José Miguel Campillo, exdirector del Sideapa. Aquí a diferencia del PRI de Torreón, sí hay una lucha real, donde la real competencia se da entre Ávalos y Campillo.
Paradójicamente la principal fortaleza de Uribe es su principal debilidad. Su grupo político le cierra las puertas con el gobernador de Durango, Jorge Herrera.
Por el contrario José Miguel Campillo se ha deslindado de Ricardo Rebollo y ha construido puentes con Herrera Caldera por lo que sus posibilidades son reales y su principal argumento para convencer a los delegados del PRI, que recibirán línea de Durango capital, es su posicionamiento en las encuestas.
Por el otro lado está Juan Ávalos con menor trayectoria que Miguel Campillo, pero señalado como el delfín de Herrera Caldera. La pregunta es si el apoyo del gobernador será suficiente para ganar la alcaldía de Gómez Palacio. Seguramente la respuesta es afirmativa, ya que en este municipio el PAN nunca ha ganado y hoy aparece más débil que nunca. Se barajan diferentes nombres como candidatos del albiazul, entre ellos el de Jorge Calero. Sin embargo, aún no hay claridad e incluso Augusto Ávalos podría competir por tercera ocasión.
Lo que es cierto es que independientemente de quien sea el candidato del PRI en Gómez Palacio no habrá fractura y el derrotado se sumará a la campaña del triunfador bajo la lógica de la institucionalidad.
Las campañas han iniciado e independientemente del resultado, la violencia será sin duda el gran reto a resolver por los futuros alcaldes.
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