El Gobierno de Tailandia y varios grupos separatistas de la región musulmana del sur se sentaron, por vez primera, a negociar un proceso de paz que ponga fin al conflicto que ha causado más de 5,300 muertos en los últimos 9 años.
La primera ronda de conversaciones comenzó pocas horas después de que tres soldados tailandeses murieran y cinco resultaran heridos por la explosión una bomba al paso del vehículo en el que se desplazaban por una carretera comarcal de la provincia de Narathiwat, a unos 1,000 kilómetros al sur de Bangkok y colindante con Malasia. El jefe de la comandancia militar regional, general Udomchai Thammasarorat, dijo a la prensa que este ataque fue perpetrado por militantes de alguno de los grupos insurgentes con la intención de desacreditar a las organizaciones rebeldes que participan en las conversaciones.