Las declaraciones de Francisco Fuentes Reyna, quien ocupó por un día el puesto de delegado de la Secretaría de Trabajo en Coahuila, revela la insensibilidad de la clase política. La cual desde el poder pierde la empatía con los problemas y los sentimientos de los ciudadanos.
Tan pronto asumió el cargo de delegado, Fuentes Reyna declaró a los medios de comunicación que el caso de la tragedia minera de Pasta de Conchos estaba cerrado pues las familias de los trabajadores muertos habían recibido lo que “legal y humanitariamente les correspondía”. Incluso fue más allá al afirmar que no había condiciones para retomar las labores de búsqueda y rescate de los restos de los 63 mineros que quedaron atrapados dentro de la mina, “pues a lo mucho se iban a encontrar sus cenizas”. Dichas afirmaciones le costaron el puesto.
En el mismo tenor se ubican las declaraciones del procurador general de la república, Jesús Murillo Karam, quien en la conferencia de prensa para dar a conocer los resultados de la investigación del estallido de la torre de Pemex, que provocó la muerte de 37 personas, declaró que se había encontrado una maleta la cual no contenía explosivos pero si “algo muy peligroso para los hombres: cosméticos de mujer”.
Sin duda ambas declaraciones ofenden a los deudos de las personas muertas tanto en Pasta de Conchos o en Pemex. A nivel local las declaraciones desafortunadas también se dan con cierta regularidad. Recordemos cuando el gobernador de Coahuila, Rubén Moreira, afirmó que por los casos de violencia registrados en una semana La Laguna no puede ser clasificada como una de las regiones más inseguras del país.
Resulta preocupante la insensibilidad de la clase política, la cual desde hace mucho tiempo perdió la empatía con los ciudadanos, de ahí que la credibilidad y la confianza en las autoridades cada vez sea menor lo que sin duda repercute en la construcción de una mejor sociedad.
