Los ecosistemas naturales y la biodiversidad que albergan no han logrado una valoración cultural significativa por parte de la población, de hecho, es posible que la mayoría de las personas que residen en algún lugar desconozca cuándo dentro de su entorno existen sitios que aún no han sido alterados o la importancia que tienen para la conservación de la naturaleza y el desarrollo de la sociedad.
Algo similar sucede en la Comarca Lagunera, región severamente disturbada en su ambiente no sólo en los espacios urbanos sino también en los rurales por la ocupación que se ha hecho para levantar construcciones donde reside la población y para la realización de actividades económicas; es difícil aún encontrar en ella ecosistemas naturales y la otrora rica biodiversidad que existió por la diversidad de ambientes asociados al flujo de aguas superficiales y el desierto.
Para fortuna de los laguneros, persisten algunos de esos sitios que ocupan espacios insulares debido a que la presencia humana desarticuló gran parte de los corredores biológicos y desplazó a otras especies; estimamos que si consideramos solo las áreas que formalmente han sido declaradas como protegidas abarcan un 6.5% del territorio total que comprenden los quince municipios de esta región, superficie que puede aumentar si se incluyen aquellos ya estudiados y aún no declarados como la Sierra del Sarnoso, u otros aún no contemplados, o si llegaran a ampliarse los ya existentes.
Uno de esos espacios protegidos es el que se ha denominado Sierra y Cañón de Jimulco, declarado con categoría de reserva ecológica municipal hace diez años, producto de una gestión conjunta entre el gobierno municipal y grupos ciudadanos después de una primera valoración técnica que determinara su importancia biológica y de una consulta entre las comunidades del área que otorgaron su anuencia para que el ayuntamiento municipal emitiera su declaratoria formal aquel 27 de junio de 2003.
Durante los tres primeros años el área fue administrada por la autoridad municipal con una estrecha colaboración ciudadana, hasta que en 2006 se suscita una controversia que deriva en la decisión del alcalde de transferir la administración a Biodesert, un grupo civil que venía acompañando el proceso de gestión desde 2002, continuando la colaboración con el gobierno municipal. A fines de 2010, después de cuarenta meses en los que Biodesert se hizo cargo del área y en acuerdo con dicho gobierno, se transfiere la administración a Fundación Jimulco, organismo regido con la figura legal de asociación civil no lucrativa que aglutinó a un conjunto de instituciones educativas, cámaras empresariales, grupos civiles, la representación municipal y las mismas comunidades del área protegida, en un esquema de gobernanza que diera certeza y viabilidad a la protección y conservación de Jimulco, respetando la propiedad que sobre los terrenos tienen los ejidos, pero concebido como patrimonio natural de todos los laguneros.
Este proceso de gestión ha sido algo sinuoso porque ha enfrentado, además de la controversia con el gobierno municipal señalada, otras que surgen desde su origen con el saqueo de plantas que efectuó una empresa promotora de un desarrollo habitacional, la que surge del empoderamiento mal entendido de un grupo de personas involucradas en la gestión del área cuando la administraba Biodesert, las posteriores derivadas de la renuencia de la administración municipal actual en la asignación de los recursos para efectuar esa función administrativa, aunado a otras menores comúnmente asociadas con el uso de los recursos naturales del área o el manejo de los apoyos obtenidos por la gestión que realizan las comunidades y el mismo organismo administrador.
Sin embargo, también podríamos afirmar que afortunadamente la protección declarada para este reservorio natural ha surtido efecto en la conservación de sus ecosistemas naturales y la biodiversidad que albergan, debido, además de la labor de gestión de los tres entes administradores durante esta década, a la colaboración de otras instituciones oficiales, empresas y cámaras privadas, universidades o personas en lo individual, y en particular de la participación de los pobladores en las acciones realizadas en ese sentido.
Como mencionaba al principio, quizá la mayor parte de la población torreonense y en sí lagunera, desconoce la importancia que tiene Jimulco no sólo para la conservación de la naturaleza sino para la propia población, en particular los servicios ambientales que presta como captura de carbono, recarga de acuíferos y conservación de biodiversidad que contribuyen a mantener un ambiente sano en una región con graves problemas de deterioro de sus recursos naturales, aunado a los que puede prestar adicionalmente como de esparcimiento por sus valores escénicos, donde destaca la belleza de sus paisajes.
Un asunto pendiente de Jimulco, que fue remarcado el pasado domingo en la celebración realizada en una de sus comunidades por Fundacion Jimulco y Sierra y Cañón de Jimulco, el primero como administrador del área y el segundo como representante de los ejidatarios dueños de los terrenos, es la falta de empleo que genere ingresos entre su población, que ocupe a la gente en actividades productivas o de prestación de servicios que asegure la sostenibilidad de un desarrollo local conservando esos ecosistemas naturales que aún persisten para orgullo de sus pobladores y de todos los laguneros.
Conservación y desarrollo, son dos aspectos que deben caracterizar a espacios protegidos como Jimulco, y aunque aún no se concreta esa simbiosis, es válido celebrar esta década de reconocimiento como reservorio natural.