En estos días primaverales previos a la época de lluvia, se siente con mayor intensidad la sequía que azota a casi todo el norte de México. Vivir en una región como la nuestra en la que consumimos más agua que la que tenemos disponible, siempre se notará más la ausencia de las lluvias. Recuerdo que hace algunos años una sensación similar ocurría con el informe diario sobre el llenado de las presas, que se asociaba también con la falta de lluvias.
Lo cierto es que toda la cuenca se ve afectada por la falta de agua. En días pasados hicimos un recorrido por algunos parajes de la Sierra de Jimulco, la falta de humedad está causando estragos sobre la vegetación y la fauna de aquellos lares, si bien los animales tienen la opción de moverse y acercarse a las escasas fuentes de agua, también los expone a los riesgos de un encuentro con los cazadores furtivos o con los vehículos que transitan por las carreteras. Quizá estos últimos son más eficaces en su actuación depredadora.
Aunque íbamos muy preparados para las frías noches y amaneceres de Jimulco, creo que a todos nos sorprendió que hiciera tan poco frío y que durante el día las temperaturas se elevaran al grado de poner en riesgo nuestro abastecimiento de agua. Mientras caminábamos por brechas y arroyos nos percatamos que las tinajas naturales que se forman en las depresiones de la roca sólida que retienen agua durante buena parte del período estival se habían secado desde hacía tiempo, pronto aparecieron las huellas del efecto de la sequía, una cornamenta de un venado adulto y un cráneo intacto de jabalí confirmaban nuestros temores. Aunque por la temporada y el clima no esperábamos tener encuentros con reptiles tampoco esperábamos su ausencia casi total, lo único que se dejó ver fue una pequeña lagartija. En lo personal, un sentimiento de soledad me embargó durante toda la excursión, no tuve ningún avistamiento de aves ni las escuché en ningún momento, estas cosas sencillas siempre son un plus en las visitas a Jimulco.
La vegetación en general lucía una gran resequedad, sobre todo los arbustos y los árboles, sin embargo el mayor daño de la sequía y quizá de las secuelas de la terrible helada de febrero de 2011, se expresaba en una gran cantidad de árboles de madroño muertos y en un gran debilitamiento del ocotillo. Es muy probable que estas dos condiciones (la sequía y la helada) se hayan conjugado para permitir el crecimiento desmesurado de la población del escarabajo descortezador que está atacando a los pinos en la parte media alta de la Sierra de Jimulco. Como se sabe, los pinares de las Sierras Madre Occidental y Oriental están siendo atacados por esta plaga desde el año pasado. Solamente en Durango, cerca de 3,000 personas trabajan en el control sanitario de la plaga. En Jimulco se tiene confianza en el diagnóstico preciso de las autoridades responsables y del tratamiento adecuado al problema, a favor del bosque de Jimulco cuentan el alto número de renuevos y la posibilidad de un control biológico.
La sequía es el problema natural más serio que se está presentando en Jimulco, sin embargo, otros problemas que limitan la gestión de los recursos naturales en la región se encuentran más vigentes que nunca, pues reducen su capacidad de reponerse a problemas ambientales como los de la falta de lluvias.
José Saramago en su Ensayo sobre la Ceguera escribió: "de esa masa estamos hechos, mitad indiferencia y mitad ruindad." Las autoridades municipales de Torreón han sido indiferentes a los problemas de Jimulco y han ocasionado que otros intereses, ilegítimos de origen, aparezcan vestidos de superhéroes ocultando sus verdaderas personalidades atravesadas.
Pero como luego dicen "no hay nada tan malo que no tenga algo de bueno", horizontes alentadores anuncian una mayor capacidad de gestión en la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco, y el camino de la ciudadanización seguirá su curso en congruencia con la tendencia nacional y global.