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John F. Kennedy, un mito que pierde brillo

Estadista. El presidente John F. Kennedy firma la orden para interceptar armas ofensivas a Cuba durante la crisis de los misiles el 23 de octubre de 1962.

Estadista. El presidente John F. Kennedy firma la orden para interceptar armas ofensivas a Cuba durante la crisis de los misiles el 23 de octubre de 1962.

AGENCIAS

Cincuenta años después de su asesinato, el fantasma de John F. Kennedy (JFK) vuelve a visitar a una nación que le sigue echando de menos como uno de los presidentes más queridos y venerados en toda su historia. A pesar de ello, el aura del político que encarnó el mito de Camelot ha perdido algo de lustre. Para algunos, el tiempo y el olvido se han encargado de robar brillo a la imagen de JFK. Para otros, las muchas obras que se han dedicado a desmitificar su imagen en los últimos 50 años, han sido la causa de esta pérdida de popularidad del 35 presidente de Estados Unidos.

Hace 13 años, el 22% de los estadounidenses consideraba a Kennedy como el más grande de todos los presidentes. Hoy, sólo un 10% le mantiene en el pedestal, según la más reciente encuesta de The New York Times.

"Aún así, JFK sigue siendo el presidente más popular desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Su legado, sus discursos han sido referente obligado para los nueve presidentes que le han sucedido", aseguró Larry Sabato de la Universidad de Virginia y uno de los estudiosos de su legado.

Para quienes han sucedido a JFK, superar su estatura llegó a convertirse en una obsesión. Ahí está el caso del expresidente Richard Nixon que siempre se sintió opacado por la estrella no sólo de JFK, sino de ese clan político que durante medio siglo se encargó de eclipsarle y velar por la memoria e imagen de un presidente identificado con la imagen de Camelot.

El hecho de que uno de los más poderosos clanes políticos, a quienes muchos han concedido incluso rango de aristocracia se haya encargado de cuidar su imagen, salvaguardándola de su lado oscuro con historias de su pasado más truculento, explica gran parte del éxito por preservar el aura de Kennedy.

Tras su muerte, la veneración por JFK dejó un muy reducido margen para el revisionismo de su biografía. En palabras de Thomas Powers, escritor y crítico de las muchas obras publicadas sobre el expresidente, "los leales de Kennedy fueron increíblemente exitosos en vender las líneas más favorables de su vida a los historiadores".

Tendrían que pasar más de 30 años antes de que los documentos desclasificados y los testimonios desempolvados volvieran a arrojar luz sobre la compleja personalidad de uno de los presidentes más amados y respetados para desvelar por primera vez sus fragilidades y pecados, como su debilidad por las mujeres, la historia nunca contada de su primer matrimonio con Durie Malcolm; su tormentosa relación con Marilyn Monroe, sus enfermedades venéreas, su conocimiento de los planes para asesinar a Fidel Castro o sus alianzas inconfesas con la mafia para evitar la victoria de Nixon en 1960, según la nutrida relación de informes y testimonios recabados por el periodista Seymour Hersh en su obra El Lado Oscuro de Camelot.

Aunque hasta la fecha muchos de estos episodios siguen siendo disputados por sus leales, como por ejemplo su papel en los planes para asesinar a Castro, lo cierto es que la imagen de JFK ha perdido el aura de santidad laica que consiguió mantener durante casi medio siglo.

Que Robert Kennedy se haya dado a la tarea de rescatar los muchos documentos resguardados por su hermano cuando éste era presidente es otra de las explicaciones para entender las lagunas que permitieron lavar su imagen como un político al uso, que consiguió proyectarse en la historia como uno de los más nobles y como el único que ha encarnado el mito de Camelot. Con el discurrir del tiempo, un estudio más reposado de su obra, de sus discursos y sus órdenes ejecutivas han permitido recomponer la verdadera vena política de un hombre que ha sido colocado en los altares del movimiento de los derechos civiles y a quien se considera como uno de los más venerados apóstoles del Partido Demócrata.

Para los historiadores, las explicaciones detrás de un mito que poco a poco fue perdiendo brillo, están relacionadas con su trágica muerte -es decir su martirologio lavó sus muchos pecados y culpas-, pero además el culto a la personalidad que nació al mismo tiempo que se celebraban sus funerales aquel 24 de noviembre del 63. "Un factor que tuvo un poderoso efecto, fueron los libros de texto escolares de la década de los 60 y 70 que glorificaron, pero no escrutaron la vida de JFK", aseguró la periodista, Emily Shire.

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POR CIENTO

Consideraba a Kennedy como el más grande, hace 13 años.

10

POR CIENTO

De los estaodunidenses tiene a Kennedy en un pedestal.

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