La Catrina visita la cultura
En México la muerte es también sinónimo de fiesta. El Día de Muertos, una mezcla de devoción cristiana y costumbres prehispánicas, es excusa para elaborar el tradicional altar-ofrenda. Una costumbre que toma durante dos días los espacios culturales laguneros con una carga estética, convirtiéndolos en un atractivo más.
Las instituciones culturales se unen a la fiesta del Día de Muertos y aprovechan para recordar en sus altares a esos personajes que han hecho parte de su historia, de manera regional, nacional o internacional.
Es así que teatros, museos y centros culturales, dedican elaborados altares a los artistas o promotores que este año han partido al mundo de los muertos. Colores, elementos y formas muy estéticas, hacen de estos altares culturales, una ruta para recorrer en familia.
El Museo Arocena y la Biblioteca José García de Letona, además de exhibir sus altares, realizan cada año talleres, pláticas y actividades que buscan, además de explicar está tradición, fomentar su elaboración entre el público lagunero.
EL ALTAR
El altar-ofrenda es un rito mexicano del Día de Muertos, respetuoso a la memoria de los difuntos, su propósito es atraer sus espíritus. Consiste en obsequiar a los difuntos que regresan ese día a convivir con sus familiares, con los alimentos y objetos preferidos por ellos en vida, para que vuelvan a gozar durante su breve visita. En la ofrenda o altar de los muertos no debe faltar la representación de los cuatro elementos primordiales de la naturaleza: tierra, agua, aire y fuego, principalmente. Un espacio en torno al que además se reúnen los grupos sociales.