El sorpresivo impuesto de 5% a la comida chatarra y el peso por litro a refrescos saborizados causaron máximo enojo en el sector empresarial, que va a intensificar presiones y cabildeos para echarlos abajo en el Senado.
Ambos gravámenes fueron aprobados por los diputados y, dijeron, con ello debe disminuir el consumo de comida basura, también llamada así debido a sus escasos nutrientes y elevados contenidos de grasas saturadas, endulzantes químicos y sales, lo cual aumenta el colesterol en el género humano y causa males como arteriosclerosis.
Hacienda no calculó la furiosa reacción patronal y menos pensaron sus expertos en los niños obesos o en señoras que ya no pueden entrar en las tenebrosas "combis" a causa del sobrepeso.
Más bien, esa dependencia decidió recaudar 13 mil millones de pesos en ambos conceptos al verse acosada por partidos de izquierda para cobrar el IVA en alimentos y medicinas, luego de caérsele el impuesto a escuelas particulares.
La comida chatarra se globalizó y su origen no es nuevo. Los romanos la iniciaron en puestos callejeros con panes planos cubiertos con compuestos de oliva. Esa práctica llegó a la India y de allí pasó a Europa y Estados Unidos. En este país comenzó con comida simple, ofrecida a conductores de vehículos.
En EU surgieron los llamados food courts y se desató la venta de hamburguesas con papas fritas, la cual dio lugar a poderosas transnacionales. Éstas han engordado a buena parte de la población mundial, sin faltar la de México.
Con más de 50 millones de pobres, nuestra gente mitiga el hambre con charritos, papas saladas y cuanto es ofrecido en las calles. A quienes mejor les va comen panecillos y roscas con rellenos de cremas y otros menjurjes. Se completan con refrescos de contenidos tóxicos o hechos con polvos químicos.
Dirigentes patronales se dicen preocupados porque el término chatarra se presta a la subjetividad de cualquier producto y éste pueda ser sea satanizado. El presidente de Concanaco, Jorge Dávila, preguntó cómo identificar a los alimentos chatarra. ¿Es difícil reconocer tanta basura ofrecida en calles y tiendas de 24 horas?
Dueños de empresas afiliadas al Consejo Mexicano de la Industria de Producción se incomodan y pretenden ignorar que venden chatarra. Y nada es posible hacer contra negocios de extranjeros que en pequeñas bolsas meten papitas y cacahuates enchilados o "gorditas de nata" (veneno puro), y aprovechan a niños y niñas para ofrecerlos en las calles, exponiéndolos a accidentes mortales.
Esto y mucho más deben considerar los senadores, a fin de refrendar lo aprobado en San Lázaro, porque ya se agrega a la chatarra López Obrador, desesperado por no ser tomado en cuenta en las reformas estructurales.
En calidad alimenticia pone particular énfasis la industria hotelera y gastronómica debido a la baja turística en lugares que dejan de ser paraísos de visitantes como Acapulco y Los Cabos, a los cuales temen los estadounidenses debido a la elevada incidencia criminal.
En el XIV Congreso Nacional Ordinario del sindicato de esa industria, su líder Fernando Martínez Gallegos recomendó a sus 70 mil agremiados esmerar la atención a clientes en hoteles y restaurantes del país, a fin de impedir la baja de visitantes, como ha ocurrido en algunos lugares.
Fernando Martínez dijo que Puerto Vallarta llegó a tener déficit hotelero de 80%, por el temor al narcotráfico, pero ya regresó a más de 50% y también recuperan los hoteles sinaloenses de Culiacán y Mazatlán.
Los "primos" de Estados Unidos consideran a Cancún como "Cancún del Caribe" y por ello se mantiene su nivel turístico, pero a Los Cabos se les tiene temor, tanto como Acapulco por su inseguridad, y pasará mucho tiempo antes de ponerlos de pie.
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