Vaya relajo que se ha armado en torno a los registros de algunos futbolistas extranjeros que pretenden militar en diversos clubes mexicanos durante el presente torneo. Resulta que la Secretaría de Relaciones Exteriores emitió disposiciones regulatorias en la materia, las cuales entraron en vigor desde el pasado noviembre. Obviamente no están dirigidas ni dedicadas sólo a los jugadores de futbol, pero por su notoriedad es a los que más ha afectado.
Antes, un extranjero que venía a trabajar ingresaba con visa de turista y ya en suelo patrio la empresa que se iba a hacer de sus servicios realizaba el trámite y asunto arreglado. Esto era una forma, muy a la mexicana, de darle vuelta a la norma y mediante trucos legaloides meter a los foráneos por la puerta de atrás. Ahora, como en cualquier país civilizado, si vienes a "jalar" pues bienvenido, pero entras con la documentación que así lo avale.
Entonces llegó el momento donde la puerca torció el rabo: los clubes serios, que tienen en su organigrama un departamento jurídico integrado por profesionales, supieron perfectamente qué, cómo y cuándo hacer sus trámites. Otros, al viejo estilo, le preguntaron a la Femexfut y el mandamás de la Liga MX, también como antaño, les dijo que ya la SRE le había concedido un "permiso especial" para jugar en lo que se regularizaba su situación migratoria.
Por ello, clubes como el Querétaro debutaron a sus jugadores, amparados en dicho federativo que luego, ante las investigaciones de la molesta prensa, resultó una mentira.
Entonces, otra vez al "mexican style", se ordena que todo elemento extranjero no pueda jugar hasta tener su visa de trabajo.
La novela tendría un final feliz si los inquilinos del Estadio "Corregidora" no hubieran conseguido un punto en el inicio del campeonato porque, al obtenerlo con la alineación indebida de sus refuerzos, tienen por fuerza que perder en la mesa ese encuentro.
El cariz se torna dramático porque "Gallos Blancos" está involucrado en la lucha por no descender y restarle ese punto sería como quitarle una pluma pero de mero abajo, cosa sumamente dolorosa en este y en cualquier momento.
Uno esperaría congruencia en la aplicación de los reglamentos, sobre todo si de una vez por todas se quiere convertir a nuestro torneo en una Liga de élite, sin embargo, cuando recordamos el pasado laboral del mandamás del certamen, fungiendo en altos cargos políticos, la solución seguramente será buscando la letra chiquita, la coma mal puesta o la interpretación más conveniente a los intereses de los poderosos.
Falta ver qué dicen, por ejemplo, el Atlas, enfrentado en carrera parejera con los queretanos, así como Puebla, Atlante, San Luis y Jaguares.
Los grandes consorcios comerciales amenazan con traer a sus ejecutivos con un… permiso especial.
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