EL TEMA DE HOY.- Es la facultad que se ha otorgado a la Comisión Disciplinaria de revisar las jugadas que se sancionaron con expulsión y, en su caso, revocar el castigo al que se ha hecho merecedor el jugador en cuestión. El fondo del asunto lo estableció la propia FIFA cuando consideró que los jueces no son perfectos y pueden, como humanos que son, errar.
EL ERROR MANIFIESTO.- Así se define en el código de sanciones del máximo organismo rector del balompié mundial, a la situación que podría dar pie a que se revise y en su caso se anule, un castigo. Este error de suyo tendría que ser tan grave como, por ejemplo, expulsar por doble amarilla a un jugador que no estaba amonestado. Esa confusión de identidad tendría por fuerza que echar abajo cualquier tipo de pena.
EL PROBLEMA RADICA.- En que los miembros de la Disciplinaria revisan jugadas de apreciación y de manera subjetiva, dan la interpretación más favorable a los intereses de los equipos. Independientemente de que este no es el espíritu de la norma internacional, violan con ello el documento fundamental de un partido de futbol como lo es la cédula arbitral.
LOS CASOS MÁS RECIENTES.- Son los de Paulo da Silva y Nicolás Bertolo. Al jugador de Pachuca, expulsado por tirar una "plancha" a su oponente, se le quitó la sanción cuando todo mundo vio la intención de lesionar. Los elementos de juicio eran abrumadoramente suficientes para considerar violenta la acción pero amparados en la repetición, con cámara lenta y todo el verso, opinaron que no y el guaraní reapareció, muy campante, la siguiente semana.
AL CRUZAZULINO.- Lo botaron por simular una falta ante Chivas. La acción fue tan apretada que los mismos narradores no se ponían de acuerdo en si era penal o no. La determinación de Paco Chacón fue pintarlo al doble de amarillo y sacarlo del juego. Una vez más, los elementos de juicio no daban para pensar en un "error manifiesto" pero las huestes de Eugenio Rivas lo habilitaron para jugar.
LA PRONTITUD.- Con la que perdonan a los futbolistas es también de llamar la atención. Parecería que parte muy importante de su función fuera precisamente esa. Miguel Herrera hizo un "pancho" monumental en el Azteca, retardó su salida de la cancha tras ser expulsado y en la conferencia de prensa llamó al árbitro "payaso" y dijo que lo había echado "por sus pelotas". Ahí la Disciplinaria guardó un silencio sepulcral.
HIPOTECADA.- Está la opinión de los miembros del comité de penas ya que dependen del mando único de la Liga Mx. Son verdaderos títeres que atienden intereses poderosos pero no se dan cuenta que atentan contra la credibilidad del futbol. La realidad es que urge un tribunal de alzada, un real comité de apelaciones, independiente y robusto, que sea quien le revise la tarea a estos serviles individuos y también a los señores árbitros que, por supuesto, no son infalibles.
YA NO HAY A QUIÉN CREERLE.- Si la Suprema Corte de Justicia de la Nación dejó libre a una secuestradora porque se violaron sus derechos a la hora de detenerla, Rivas y sus secuaces vaciarían las cárceles del país.
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