Estamos presenciando la liguilla con el mejor arbitraje en muchísimos años. En los ocho partidos que se jugaron la semana pasada, no se presentó un solo yerro lo suficientemente grave para culpar de alguna derrota o eliminación a los hombres de negro y eso, créame amable lector, no es un asunto menor.
Sin embargo, nunca faltan los inconformes, y al no estar a la mano el socorrido paño de lágrimas que es el arbitraje, pues a agarrarse de lo que sea antes de reconocer que el rival fue, simplemente, superior.
Lo primero a destacar en este renglón son las declaraciones de Ricardo Ferreti, director técnico de los Tigres. El famoso "Tuca" criticó el sistema de competencia y el valor que se le otorga al gol de visitante. Afirma que entonces no tiene sentido ser superlíder, como ellos lo fueron, independientemente de su incapacidad para remontar el marcador.
Estamos hablando del mismo entrenador al que le armaron un plantel espectacular para competir en Copa Libertadores y la desechó jugando con suplentes, desde luego con el consentimiento de su miope directiva.
Otro bonito ejemplo es Miguel Herrera. El "Piojo" parece estar en el banco no para dirigir a su equipo sino para increpar al árbitro. Los señores jueces se mostraron incapaces de domarlo a lo largo de la campaña, y el sábado, luego de ser advertido por Marco Antonio Rodríguez, fue expulsado al protestar un saque de banda.
Lo increíble es que se dirige al juez diciéndole "soy tu padre", lo que debería quedar asentado en la cédula del partido y que se castigara con severidad al rijoso mentor.
Otra joya es el comportamiento de Tomás Boy al término del partido del Atlas ante Santos. De más está decir que les caminaron por encima y al buen Tomy le gusta hacer pero que no le hagan. Es muy frecuente que festeje los goles o triunfos de su equipo de cara a la banca rival y ahora que, aparentemente, un auxiliar santista le hizo lo mismo, pues montó en cólera y lo quiso matar a pañuelazos.
Posteriormente habló pestes de Darwin Quintero, de quien dijo le hubiera gustado enfrentar como jugador, y se refirió al arquero Oswaldo Sánchez como "miserable". Habrá que ver qué actitud toma la dirigencia de la Liga Mx ante estos irrespetuosos señalamientos.
Finalmente, el arquero del Atlas, el chileno Miguel Pinto, afirma que su expulsión "fue exagerada".
El hombre sale del área cuando su compañero va a tocar el balón con la cabeza, con toda la intención de cedérsela. Cuando ve que la pelota lo va a superar comete manos intencionales fuera del área, malogrando una oportunidad manifiesta de gol, puesto que Darwin Quintero se haría del balón y tiraría al arco desguarnecido. Lo exagerado es el error infantil que él comete.
En fin, que los rebeldes sin causa siempre van a existir y nunca quedarán conformes.
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