JUGADORES DE RAZA.- Son aquellos elementos de gran carácter, indómitos, que nunca dejan de luchar y que venden muy cara la derrota. El América demostró que está conformado por este tipo de futbolistas. Su remontada en el partido de la final ante Cruz Azul así lo probó, en un guión que no le hubiera ocurrido ni al mismísimo Steven Spielberg.
EL PRIMER ESCOLLO.- Lo puso el árbitro Paúl Delgadillo quien hiló de acuerdo a su apellido en la expulsión de Jesús Molina. La lejanía del arco rival y el hecho de que cerraban dos rivales incumplen los criterios necesarios para decretar una roja por impedir una oportunidad manifiesta de gol. No ha sido confiable y parece que jamás lo será.
POSTERIORMENTE.- Vino Teófilo Gutiérrez y mediante un golazo elevó la dificultad del partido e hizo ilusionar a los seguidores celestes. Los minutos transcurrían y la inconmensurable figura de Jesús Corona se agigantaba. El trofeo estaba muy cerca de las vitrinas de los de La Noria al grado de que el público azul, por cierto minoritario, cantaba el "Cielito lindo".
EL GOZO AL POZO.- Se fue cuando en la agonía del encuentro, el alguna vez llamado "capitán de agua" Aquivaldo Mosquera, la mandó guardar de certero cabezazo. Existe infracción del "Maza" Rodríguez al obstruir a un defensor celeste. A esas alturas, Delgadillo no sabía si iba o venía.
LA LOCURA.- Vino cuando en el último segundo de la compensación el arquero azulcrema Moisés Muñoz remató de palomita al arco celeste. También existió falta pues Moi empuja a su marcador antes de hacer contacto. La desgracia quiso que el balón, que iba para afuera, fuera desviado por Alejandro Castro y tomara rumbo de puerta para decretar el empate global y el inicio de los tiempos extra.
LA MÁQUINA CELESTE.- No se fue en pos de la victoria. Inexplicablemente, con un jugador más, parecían resignados a ir a los penales y las mejores oportunidades para decidir la contienda corrían a cargo de los americanistas que, para esas alturas, ya tenían pinta de campeones. Chuy Corona seguía empecinado en asumir el papel de héroe en una defensiva que hacía agua por todos lados.
PARA DESTACAR.- La disciplina mostrada por las Águilas, entrenador incluido, que no fue su talante durante la temporada. En lugar de "arderse" por la expulsión de Molina o intentar "apretar" al silbante, se concentraron en lo suyo y con base en una impresionante condición física, apretaron al rival haciendo parecer que el que estaba con 10 jugadores era el azul.
TODO ES CULPA DE LAYÚN.- Miguel Arturo ha mostrado carácter ante la adversidad y una evolución futbolística notable. Su versatilidad para cubrir varios puestos y su fuelle fueron factor para que América no penara para correr tras y con la pelota. Además, tuvo los redaños suficientes para agarrar la pelota y tirar el penal definitivo. ¡Me quito el sombrero, chaval!
Pese a ganar la Copa, Cruz Azul sigue en deuda con su afición.
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