Cuando veo amanecer a los Pumas en el fondo de la tabla y los observo caer de manera ridícula ante el Atlante, que es como el Barça región 4, me hierve el buche de coraje y decido mirar al horizonte deportivo para encontrar algún otro tema para conversar con ustedes, queridos y amables lectores.
Déjenme contarles que de niño, hace más o menos 50 años, le agarré un cariño, que hasta la fecha perdura, al beisbol. Sin haberlo practicado jamás, me envolvió la magia del "Rey de los Deportes" gracias a dos circunstancias especiales.
Mi mejor amigo de la infancia, Alejandro Rodríguez Tolentino, pertenecía a una familia 100% beisbolera, jugaban en la Liga "Olmeca" de la Ciudad de México y frecuentemente nos invitaban a verlos en sus partidos.
La otra, consistió en que mis abuelitos maternos, de los que yo era el "chiquiado", nos regalaron un radio de transistores y por las noches escuchábamos embelesados la crónica de Óscar "El Rápido" Esquivel si se trataba de un juego donde los Diablos Rojos del México fueran locales o de Pedro "El Mago" Septién si los anfitriones eran los Tigres capitalinos.
Eduardo mi hermano era tigre y yo, diablo, así que teníamos buen material para agarrarnos a madrazos, al fin que entre brothers que se quieran bien, pretextos para pelear nunca faltan.
Los nombres de Ramón Arano, Felipe Leal, Alfredo "Zurdo" Ortiz, Ramón "Diablo" Montoya, el "Abulón" Hernández y otros muchos que portaron la casaca escarlata, se mezclaban en mis noches infantiles con nombres como los de Héctor Espino, Obed Plasencia, Andrés Ayón, Francisco Maytorena, Fernando "Pulpo" Remes y demás peloteros jugando en clubes inolvidables, algunos incluso ya desaparecidos.
A mi cariño por el México debo sumar a los Naranjeros de Hermosillo en la Liga del Pacífico y en la "gran carpa", a los Yanquis de Nueva York.
Es por ello que me dio mucho gusto y una gran emoción presenciar el fin de semana el homenaje que se le rindió, ahí en el Yankee Stadium al gran Mariano Rivera, el mejor cerrador de todos los tiempos.
Con el retiro del número "42", el pitcher panameño une su nombre al de otras leyendas de los "Mulos de Manhattan" tales como Reggie Jackson, Mickey Mantle, Lou Gehrig, Joe Dimaggio y el más emblemático de todos, el "Bambino" Babe Ruth.
A punto de cumplir 44 años, se va como los grandes, luego de una carrera acompañada siempre del éxito. Lo ganó todo y ahí quedan sus 652 salvamentos para ver quién será el guapo que rompa la marca.
En un mundo dominado por los intereses comerciales, donde el atleta le tiene más amor a los dólares que a la camiseta, resulta significativo que Mariano sólo haya portado la franela de los "Bombarderos del Bronx".
¡Hasta siempre, Marianito!, estás cerrando exitosamente, como siempre, el partido de tu vida.
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