Cuatro laguneros se entregaron sin condiciones en la cancha del hermoso escenario, llevados por algo más que su profesionalismo, identificados con su Región salieron literalmente a partirse el alma. Rafa Figueroa, lo sabemos, quizás nunca llegue a la Selección Nacional, no es el central más técnico de la Liga pero cada vez que es solicitado al campo no se guarda nada, absolutamente nada, todo lo entrega, delanteros habilidosos lo pueden eludir pero cuando se perfilan para centrar o disparar al arco, al que pensaban haber dejado atrás aparece de nuevo, con una barrida o lanzándose para bloquear el envío. Así es Rafa, inquebrantable. Osmar Mares sufrió sobre todo en la primera parte con esos diablos bajitos de Burbano y Loboa, además Matosas de inicio agregó a Britos y Maz, cuatro delanteros que bombardearon la Liga pasada, Osmar jamás se dio por vencido ante las cargas que le llegaban por su costado, a veces superado, a veces conteniendo, pero nunca rindiéndose.
En medio, el hombre del partido, un luminoso Rodolfo Salinas, cada vez que el Rodo tiene este tipo de partidos los que lo conocemos y sabemos de su amabilidad y sencillez nos da una especie de doble gusto, sabemos que Salinas viene a ser el contención defensivo (si se vale el término) y Crosas el contención ofensivo, pero Rodolfo salió en plan espectacular, cumpliendo con lo primario y dándose tiempo para aportar a la creatividad del equipo, encajó un formidable gol pleno de técnica de golpeo, correspondiendo a una exquisitez de Calderón. Después para liquidar a la fiera Rodo le coloca el balón en la frente a Hérculez desde una distancia de 20 metros, que culmina con el gol de otro lagunero.
Arriba el mejor delantero de la Liga, Oribe Peralta, el cuarto lagunero, con esa muy extraña mezcla de entrega, vergüenza deportiva y clase. Un auténtico lujo para el cuadro Guerrero, es un verdadero placer seguir en cada una de sus evoluciones a este depredador, desequilibra al más pintado, juega de espalda al arco, de frente y sobre todo tiene un criterio sobresaliente para saber qué hacer con la pelota en el momento exacto, cederla, amagar, disparar, siempre tiene la decisión correcta, el balón, obvio, no siempre termina en las redes rivales pero el gusto de observar las maniobras del "Cepillo" siempre dejan un grato sabor para el habitante del Territorio Guerrero. Oribe debió ser campeón de goleo hace tiempo, pero convocatorias y lesiones no se lo permitieron, está tan irresistible para las defensas rivales que a pesar de todo este Clausura se unirá a Gabriel, Jared, Matías y Chucho.
Bien por los cuatro laguneros, que conscientes de que portar la playera de las rayas horizontales no basta, sino hay que sudarla generosamente, desplegaron cada quien con sus defectos y virtudes una demostración de compromiso y amor a nuestro querido Santos (ahora más que nunca) Laguna.
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