En la historia de los grandes clásicos siempre han existido humillaciones intercambiables, en una época te humillo yo en la siguiente tú lo haces. Los duelos de nuestro Santos Laguna contra los equipos regios no son la excepción. Dentro de la gran cantidad de duelos norteños existen algunas humillaciones dignas de destacar, desde los primeros años del equipo santista, del presupuesto mínimo, donde los equipos de Monterrey en la segunda parte de los ochenta y principios de los noventa se aprovecharon del humilde y pobrecillo equipo lagunero. Vino entonces el torrente de billetes verdes y el patito feo se convirtió en un orgulloso e imponente cisne. Entonces lo impensable para la afición tigre, no una, sino en dos ocasiones la afición lagunera siguió a su triunfador equipo al mismísimo Estadio Universitario en cantidades impresionantes, miles y miles de camisetas verdiblancas a rayas horizontales ocuparon las localidades, el punto máximo de aquellas invasiones (sí señores las invasiones no son nada nuevo, la afición lagunera en la época de la primera "Santosmanía" protagonizó varias) fue aquel humillante triunfo 1-3 del maravilloso equipo de Pedro García a los Tigres en la temporada 93-94 ante quince mil laguneros en la tribuna de un Volcán apagado y a los pies de la fanaticada comarcana.
Los tiempos transcurrieron, tiempos de revancha, tiempos recientes, TSM Clausura 2011 jornada cinco, con un frío, perdónenme la expresión, estúpido. Homenaje a Jared Borgetti, también gélido como el clima, derrota en la cancha 0-2 y en la tribuna. En el sonido local se expresó con desesperación "¡cómo es posible que 200 tigres hagan callar a 20 mil santistas!". Una vergüenza total.
Llegó el turno de los Rayados, 25 de abril del 2012, final vuelta de la Concacaf Liga de Campeones, Monterrey gana el global 3-2 y en el centro de la cancha, en la Casa del Dolor Ajeno, el dolor fue propio y caló hondo, tuvimos que ser testigos de cómo les colocaban las medallas a los integrantes del odiado rival, otro episodio negro para La Laguna futbolera. ¿Cómo entonces tomar desquite de los equipos que humillaron a los Guerreros en el homenaje a su máximo ídolo?, que volvieron a frustrar la obsesión de ir a un Mundial de Clubes. ¿Qué tipo de venganza y de qué magnitud tendría que llegar? …Y llegó, imposible imaginar una humillación mayor para los equipos regios que echarles a perder la final soñada e histórica, nunca habían disputado una final de Liga y estuvieron a un minuto, sí, ¡a un minuto! Vinieron los pases de Darwin y los goles de Oribe. El TSM, el gigante fresa, despertó y se alocó e imitando a su desaparecido pariente pobre pero entrón, explotó por fin abandonando su pose de diva. Inolvidable escena.
Pudiéramos pensar, deuda saldada, estamos parejos, no, de ninguna manera, lo hecho por el cuadro lagunero a los equipos de Monterrey y a su ciudad fanática al futbol fue una afrenta que permanecerá torturando los corazones regios por generaciones. Así es el futbol y así seguirá siendo, vienen en camino más enfrentamientos, más clásicos, tan apreciados por unos y desdeñados por otros, a prepararse, a reír o a llorar. Que les sea leve, laguneros o regios, al fin que sólo es un juego, ¿o no?.
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