Sería fácil recurrir a lo que un servidor escribió en sus columnas del mes de junio pasado donde se advertía de lo peligroso que sería darle la confianza a José Manuel de la Torre después del enésimo empate a cero. Venía un espacio ideal de más de un mes para planear las cosas con otro técnico. Digo que sería fácil intentar colgarse una medalla presumiendo que aquí se dijo a tiempo, hay que cambiar al entrenador, pero sería ridículo, simplemente porque el 90 por ciento de la gente y de los medios de comunicación compartían mi punto de vista, con excepción de los burócratas del micrófono, esos que cubren la fuente del TRI y que al estar en contacto frecuente con los de pantalón largo y sus rollos institucionales llegan a creerse aquello de "lo menos recomendable en estos momentos es cambiar de técnico, no nos engañemos", "vamos a estar en el Mundial, no se preocupen", "ahora es fácil criticar en lugar de apoyar el proyecto", estas declaraciones bajo las penosas circunstancias que se viven suenan a idioteces dignas de cualquiera de nuestros insignes políticos.
La mejor crítica, como siempre, la dieron los aficionados, si José Manuel pensaba que ganarle un amistoso a Costa de Marfil la gente lo perdonaría, que engañado vivía, a pesar de que ingresó a la cancha con la misma chamarra que sus jugadores y cabizbajo se encaminaba a la banca, no contó que un camarógrafo lo tomaría para luego reproducir la toma en las pantallas del Coloso, resultado: abucheo gigantesco. "Estás lejos de ser perdonado Chepo", le manifestaba la tribuna con su repudio de viento. Desesperado, De la Torre hizo lo lógico, iniciar con los que lucieron en el amistoso, la magia duró cinco minutos, ¡cinco miserables minutos! Después del gol de nuestro Oribe. Por cierto, es necesario aclarar algo, se le da enorme mérito a Giovani y por supuesto que se lo merece en la anotación que rompió la vergonzosa racha, pero limitar en la jugada a Peralta como el que simplemente la empujó es no ver con detenimiento el futbol, Oribe con un detalle digno de un genio habilita en medio del campo y de taco a Dos Santos que jala el balón y termina después en vertiginosa carrera sirviéndola con precisión para el lagunero. Pero fue todo, el equipo se quedó sin vigor, sin alma, sólo Oribe seguía luchando con determinación, marcado por ese Donovan McNabb llamado Víctor Bernárdez, vaya pelea a diez rounds que sostuvo nuestro muchacho, pero no es novedad, como siempre Oribe se mató en el campo, el resto de sus compañeros iniciaron un proceso de desmoronamiento que no pudo ser detenido por el técnico nacional. Confundido, histérico, al borde del llanto, impotente para tomar la decisión adecuada, ingresa a dos de los protagonistas del ridículo eliminatorio; Guardado y Aquino, que se unen al caos y lo agravan.
Al final, José Manuel sólo piensa en resistir, aferrarse a su puesto, que su dignidad no lo venza, su angelito le aconseja: "renuncia, vete con algo de decoro". Su diablito por el contrario: "no renuncies güey, aguanta, que te corran y te llevas el barote". Conclusión de la actuación del mil veces mentado "Chepo" en el hexagonal final, un desastre en todos los aspectos, lo único que quedaba por rescatar, su maltrecha imagen, lo echó por la borda por unos cientos de miles de dólares. Otra vez, como en 1973, un De la Torre puede ser responsable de una eliminación bochornosa, su tío el ingeniero Javier de la Torre en el Premundial de Haití perdió con Trinidad y Tobago 4-0 para el colofón de una eliminación oprobiosa. Turno de Luis Fernando y su muy diferente forma de manejo de vestidor, éxito Flaco, con fervor te lo deseamos.
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