La convergencia
Una de las virtudes de la nueva ley de telecomunicaciones es que reconoce una realidad que los políticos mexicanos se habían negado a aceptar hasta ahora: la convergencia digital está borrando las fronteras entre los distintos medios de comunicación. Es absurdo mantener reglas distintas para radio, televisión, telefonía o Internet porque en el mediano o largo plazo todo será lo mismo.
Hasta que la nueva legislación empiece a aplicarse cabalmente en nuestro país, y esto no ocurrirá hasta que tengamos leyes secundarias que se sustenten en el nuevo texto constitucional, seguimos teniendo normas diferentes para cada una de estas actividades. Hemos llegado al punto de que la autoridad sanciona a una televisora por ofrecer, en el mismo ancho de banda que tiene asignado, cuatro canales en vez de uno, como si fuera un pecado dar un mayor o mejor servicio a los consumidores. De manera igualmente absurda, nuestra actual legislación hace que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes sea el regulador para los servicios de telecomunicación pero la Cofetel para los de radiodifusión.
La verdad, sin embargo, es que hoy todos los medios convergen. En un teléfono celular podemos tener servicio de Internet, televisión y radio. Muchos jóvenes están escogiendo no tener televisión abierta en sus hogares ni tampoco contratar los servicios de televisión de paga porque a través de la red pueden obtener noticias, películas, música y toda suerte de entretenimiento.
Es verdad que la televisión sigue reinando suprema entre los medios de entretenimiento nocturno, pero sus rivales se multiplican. Cada vez son más comunes los televisores equipados con Internet que permiten tener acceso a una programación muy variada. La radio tradicional sigue dominando el entretenimiento y la información en los automóviles, pero muchos vehículos están ya equipados con receptores celulares que permiten acceso a cientos o miles de emisoras de radio de distintos países que transmiten sin comerciales y sin el constante hostigamiento de la propaganda política que la ley impone a los radioescuchas de las emisoras mexicanas.
Internet es la llave mágica para mucha de esta convergencia. La banda ancha permite a los periódicos incluir audio y video en sus reportajes o a empresas nuevas ofrecer películas que pueden verse donde uno quiera y a la hora en que uno desee. Pero si bien durante un buen tiempo la red fue un virtual monopolio de las empresas telefónicas, cada vez la ofrecen más proveedores. Hoy puede uno contratarlo con empresas de televisión por cable o incluso, en algunos lugares del país, con proveedores de servicio de televisión por satélite.
La nueva ley de telecomunicaciones busca generar una mayor competencia en todos estos campos. De forma ingenua trata de crear un ‘derecho constitucional’ al Internet de banda ancha, lo cual genera un problema porque los derechos, al contrario de los servicios, no pueden cortarse cuando no se pagan. El derecho genera, pues, un incentivo perverso para que algunas personas no cubran su costo y por lo tanto suban los precios para el resto de los usuarios.
Si la nueva ley cumple realmente con su función, sin embargo, podrá generar una mayor competencia en todas las especialidades del mercado de las telecomunicaciones. Al final poco deben importar las diferencias entre cada una de ellas. La tecnología nos lleva cada vez más a un mundo convergente en que todos podremos ser un medio de comunicación y también tener la oportunidad de tener acceso a medios de comunicación del mundo entero. Si esto nos permite aprender más, conocer más y expresarnos más, la convergencia habrá cumplido con su función.
Twitter: @SergioSarmient4