En las últimas semanas se ha hecho público en distintos medios masivos de información los actos de discriminación de los que son objeto los niños, de manera especial los indígenas. En semanas pasadas salió a luz el famoso caso de Manuel, un niño indígena tzotzil que vendía dulces en el centro de la ciudad de Villahermosa, Tabasco, y el cual fue objeto de una humillación pública por parte de Juan Diego López Jiménez quien fungía como inspector municipal.
En días pasados también salió en las redes sociales el caso de un niño vendedor en Durango al cual, supuestamente se le arrojó su mercancía al suelo por un guardia de seguridad a las afueras de un centro comercial.
Según la Comisión de Derechos Humanos, de enero a junio del presente año se han recibido 282 quejas por discriminación de algún tipo, sin embargo, la discriminacion en nuestro país no es un secreto, diariamente muchos mexicanos son objeto de algún acto de discriminación por su posición económica, física, de raza y de lengua.
Basta recordar los famosos casos del "Gentleman de Las Lomas" y de "Las ladies de Polanco" que no bajaban de "pi... asalariado", "chaparro", "muertos de hambre" al empleado y a los policías.
Pero la discriminación no termina en estos famosos casos, por ejemplo en un famoso parque de diversiones de la ciudad de México se restringía la entrada a personas con tatuajes visibles pues afectaba las buenas costumbres de los asistentes, también en muchas discotecas aún existe la práctica de impedir la entrada a personas que ellos consideren inadecuados por su físico o capacidad económica.
En días pasados tuve la oportunidad de visitar el sur del país y me topé con la sorpresa de que muchos mexicanos, al querer comprar alguna artesanía a los indígenas, les regatean hasta bajar el precio a una miseria, sin embargo, si esos mexicanos acuden a algun centro comercial de prestigio guardan silencio.
También he evidenciado los casos de abuso y discriminacion de los migrantes que pasan por nuestro país por parte de las autoridades y de muchas personas; hace algunos años fui testigo de cómo en un lugar de nuestro municipio por el que pasan las vías férreas los jóvenes de dicho lugar, en sus ratos de aburrimiento, "jugaban" a esperar al tren y arrojarle piedras a los migrantes para ver quién le "atinaba" a uno.
Muchos son los programas que se implementan para erradicar este mal, sin embargo, no hay mejor programa que el que se lleva a cabo en casa. En enero del año pasado el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), realizó un estudio ante diferentes niños en el cual exibían a dos muñecos, uno de rasgos "güeros" y otro moreno, en dicho estudio, se le preguntaba a los infantes sobre cuál muñeco se les hacía mejor, cuál era feo, cuál les daba miedo, etc. Las respuestas fueron en todos los casos a favor del muñeco "blanco", inclusive ante la pregunta de ¿Cuál muñeco se parece más a ti? Los niños, aún los morenos, buscaban la mínima semejanza para decir que el blanco se parecía a ellos. Este estudio aún circula en la Internet.
Ante la tentación de discriminar es necesario recordar lo que decía la escritora canadiense Margaret Atwood: "Espero que las personas finalmente se den cuenta de que sólo hay una raza - la raza humana- y que todos somos miembros de ella".