Las ciudades en las costas podrían desaparecer, se extinguirá el 80 por ciento de las especies, no habrá maíz ni trigo, se desatará una hambruna mundial. Ésta es la pesimista visión de las consecuencias del calentamiento global de Salvador Peniche Camps, investigador del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara.
La perspectiva catastrofista se ha vuelto común desde la divulgación de la película Una verdad inconveniente del ex vicepresidente estadounidense Al Gore, quien ha ganado mucho dinero, y un Premio Nobel de la paz, por sus afirmaciones. El problema es que la visión es falsa.
La concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera se ha incrementado de 290 a 400 partes por millón de 1860 a 2013. Este fenómeno parece haber sido el factor principal en un incremento de la temperatura del planeta cercano a 0.8 grados desde 1860. Más de la mitad de esta alza se registró entre 1979 y 1998, aunque desde entonces la temperatura promedio ha dejado de subir, al parecer de manera temporal.
La acumulación de CO2 ha sido muy rápida en los últimos años. No es, sin embargo, la mayor en la historia del planeta. En el plioceno, hace 3.6 millones de años, se registraban concentraciones de más de 400 partes por millón… y había también más calor.
El Panel Intergubernamental de Cambio Climático sugiere que la temperatura del planeta puede subir tres grados Celsius para fines del Siglo XXI, pero no hay certeza. Si bien el planeta se ha calentado, hay factores muy complejos en el proceso que hacen difícil, si no imposible, prever lo que ocurrirá.
Aun si sube tres grados la temperatura, no desaparecerán las ciudades costeras o las cosechas de trigo o de maíz. El calentamiento tendrá algunas consecuencias negativas, pero también otras positivas. Las muertes por exceso de calor, por ejemplo, serán compensadas por menos muertes por frío, que son mucho más numerosas.
El nivel del mar empezó a elevarse antes de la revolución industrial. En su informe de 2007 el Panel Intergubernamental sugiere que para fines del Siglo XXI el alza puede ser de entre 21 y 48 centímetros. Pero desde 1860 hemos vivido ya un aumento de 30 centímetros sin problemas importantes. La razón es que las comunidades han hecho inversiones para enfrentar las inundaciones. Si no se toma ninguna medida, Micronesia, el país más afectado, perdería 21 por ciento de su territorio para fin del Siglo XXI; con diques y otras protecciones, la pérdida podría disminuir a 0.18 por ciento (Bjorn Lomborg, Cool It).
El calentamiento global no acabará con las cosechas de maíz o de trigo. La producción agrícola se ha incrementado de manera dramática en los últimos 40 años por la aplicación de nuevas tecnologías. Algunos modelos sugieren que, sin contar nuevos aumentos por tecnología, el alza de la temperatura podría provocar una disminución de 1.4 por ciento en la producción agrícola en todo el Siglo XXI, aunque otros sugieren un aumento de 1.7 por ciento por la moderación en los climas fríos. Pero si consideramos que la tecnología ha producido un aumento de 1.7 por ciento anual en la producción que probablemente continuará, en el peor de los escenarios el calentamiento global sólo hará que la producción agrícola se duplique en 2081 en vez de en 2080 (Lomborg).
Es cierto que la temperatura del planeta ha aumentado, al parecer por influencia de la actividad humana, pero las exageraciones sobre las posibles consecuencias sólo llevarán a tomar medidas equivocadas. Hay que conocer las reales dimensiones y consecuencias del proceso para saber cómo enfrentarlo.
VUELO COMERCIAL
Viajé este domingo 14 de julio de Tijuana a México. En el vuelo comercial venía el gobernador de Baja California, José Guadalupe Osuna Millán, en clase turista. Es bueno saber que no siempre los gobernadores viajan en vuelos privados.
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