La conversación con Julian Assange fluye. Tiene un discurso muy hecho y una visión definida. Para este admitido activista, pirata, periodista y hacker el mundo es un lugar dominado por un puñado de poderosos contratistas privados, catorce agencias de inteligencia que les sirven y un gobierno de Estados Unidos que es simplemente su vocero.
Denuncia que tienen el poder para intervenir las comunicaciones privadas de la mayor parte de la humanidad, almacenarla y usarla para sus fines cuando sea necesario.
En ese esquema dibujado por Assange, Barack Obama es un insecto que termina aplastado en el parabrisas de un automóvil, frente al poder inconmensurable de esas empresas y agencias. Termina siendo nada más un vocero sin poder para detenerlas, un mero símbolo.
Desde su asilo-encierro en la embajada de Ecuador en Londres, Assange me insiste durante la entrevista para Contraportada de Radio Fórmula en la necesidad de que las personas de todo el mundo y de todo el espectro político se unan para evitar que se siga ejerciendo este poder sin límites que lleva inevitablemente al totalitarismo.
El australiano Assange y su causa demoledora de secretos representan un polo en el debate de nuestro tiempo. Para él y sus seguidores, los individuos deben comenzar a defenderse de las violaciones a su privacidad y el atropello de sus derechos por parte de los intereses estadounidenses y sus aliados en Occidente.
En esa batalla ha desnudado y documentado los abusos militares de Estados Unidos en Afganistán y publicado sin filtro alguno archivos interminables de comunicaciones privadas de la diplomacia estadunidense.
Para sus críticos se trata simplemente de un espía con instrumentos modernos que roba información secreta y la publica sin escrúpulos aunque ponga en riesgo la vida de personas cuya labor debe permanecer en secreto.
Lo tachan de incongruente. Les llama la atención que un luchador de la libertad del siglo XXI termine legitimando los intereses de gobiernos como el de China o el de Ecuador. Porque para Assange, Edward Snowden es un héroe por filtrar que Washington espía a Pekín y Hong Kong (y es extraña y secretamente albergado en China); y esto lo declara desde su asilo en la embajada del gobierno del ecuatoriano Rafael Correa, quien es tachado como persecutor de periodistas por varias organizaciones internacionales y buena parte de la prensa local.
Entre esos extremos, está la realidad de un mundo en el que el avance de la tecnología en comunicaciones ha modificado los parámetros tradicionales de la política, la ideología y las relaciones personales… no se diga del periodismo.
Debate delicioso. Personaje histórico. Con Gates, Jobs, Zuckerberg, Assange es uno de los rostros de la transformación de la humanidad hacia la era de la tecnología.
SACIAMORBOS
Marca Manuel Velasco. Dice que no ha visto a Juan Sabines desde el 8 de diciembre. Que nunca nadie del gobierno federal le ha planteado actuar judicialmente contra su antecesor y que a él no lo usen de excusa para no hacerlo.