La neuralgia del trigémino
La neuralgia del trigémino es un cuadro caracterizado por dolor facial intenso, de tipo lancinante o punzante, severo, generalmente unilateral con predominio del lado derecho y recurrente (episodios de breve duración e inicio brusco), localizado en la zona facial inervada por el nervio trigémino.
La doctora María de la Asunción Gaitán Padrón, especialista de la Clínica del dolor, explica que aunque el dolor puede presentarse de forma espontánea, es habitual la presencia de zonas (llamadas zonas gatillo) en las que se provoca el dolor al tocar, por cambios de temperatura, al masticar, hablar, comer, sonreír o bostezar. Es un dolor que no suele quitar el sueño.
El trigémino es el principal nervio sensitivo de la cabeza: cara, dientes, boca, fosas nasales, senos paranasales, y gran parte del cuero cabelludo y de las meninges en contacto con el cráneo y el nervio motor de la masticación.
La neuralgia del trigémino afecta a 4 de cada 100 mil habitantes cada año, y es algo más frecuente en mujeres que en hombres. Puede iniciarse a cualquier edad, aunque la mayoría de las formas no asociadas a otra enfermedad causante, se dan en mayores de 50 años.
¿Por qué se produce?
La doctora explica que aunque las causas no están del todo claras, parece que el dolor se origina por un fenómeno de desmielinización del nervio (pérdida de las células que envuelven y protegen a los nervios) consecuencia de la compresión del nervio en algún tramo de su recorrido.
¿Cuáles son los síntomas?
La neuralgia del trigémino se caracteriza por ataques bruscos de dolor facial o frontal, de 1 segundo a 2 minutos de duración, que afectan a la zona inervada por el nervio trigémino y que se repiten con las mismas características en cada paciente. Es un dolor intenso, agudo, superficial o punzante, que se produce por estimulación de las zonas gatillo o por factores desencadenantes como comer, hablar, lavarse la cara o los dientes. No hay síntomas o signos de lesión en el nervio.
Para confirmar el diagnóstico deben descartarse otras causas de dolor facial (como el dolor de dientes, sinusitis, cefalea, artritis, etc).
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico es clínico, en base a la historia clínica y una exploración detallada que permita identificar claramente el tipo de dolor y la inexistencia de otras causas.
Para descartar otras posibles causas de dolor facial puede ser necesario hacer radiografías, resonancia nuclear magnética o angiografías.
La realización de pruebas diagnósticas complementarias tiene especial indicación en personas jóvenes, o cuando no se responde al tratamiento.