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La nueva licenciatura en ciencia forense

ROSAURA RUIZ Y BRUNO VELÁZQUEZ

La nueva Licenciatura en Ciencia Forense es el más reciente y loable logró de la UNAM y representa uno de los proyectos académicos, iniciados e impulsados hasta su concreción por el rector Narro Robles, de mayor envergadura en la actualidad de nuestra universidad. Lo anterior se denota tan sólo al mencionar sus entidades participantes: las facultades de Medicina, presidida por el doctor Enrique Graue (coordinador del programa); de Ciencias; Derecho; Filosofía y Letras; Psicología; y Química, el Instituto de Investigaciones Antropológicas y entidades externas como el Tribunal Superior de Justicia del DF y el Instituto de Ciencias Forenses.

El objetivo central de esta licenciatura es formar egresados con una sólida formación en la metodología científica, de manera tal que sean capaces de aplicar los conocimientos de diversas disciplinas en la búsqueda de evidencias que puedan aclarar un delito. Todos conocemos la importancia que ha tenido la aplicación de técnicas y conocimientos biológicos como, por ejemplo, la utilización de restos genéticos -es decir, DNA- en la ubicación de un sospechoso, en la participación o no de un acusado en una determinada escena de crimen o, por otro lado, en las pruebas de paternidad. Estos ejemplos tienen que ver con las ciencias naturales, pero conocimientos de disciplinas como la bioética, la informática, la psicología, la ingeniería, la antropología y, evidentemente, el derecho también pueden contribuir a la dilucidación de los diversos tipos de delitos. Por ello, el programa de la Licenciatura en Ciencia Forense los incluye a todos con el objetivo de preparar a los peritos que en el futuro profesionalicen la investigación y la recolección de evidencias en aras de una mejor impartición de justicia en nuestro país.

Recordemos un sonado caso de utilización de la ciencia para resolver un crimen: cuando uno de los sobrinos de J.F. Kennedy fue acusado de violación, la supuesta agredida sostenía que la agresión había tenido lugar en una determinada playa, y la fiscalía presentó como prueba la arena hallada en las pantimedias de la acusadora; la defensa, por su parte, llamó a un testigo experto en geología que fue capaz de determinar que la arena presente en las pantimedias no correspondía con la del lugar de los supuestos hechos. Fue gracias a las pruebas científicas que se demostró la inocencia del acusado.

La importancia que la UNAM da al estudio transdisciplinario se muestra en una gran variedad de producciones, sin embargo, lo que hoy celebramos es sin duda uno de los ejemplos más fehacientes de ello. La enorme relevancia que esta nueva carrera en la UNAM tendrá para nuestra nación es invaluable y estamos convencidos de que su repercusión será trascendental. Es inevitable pensar en lo mucho que la sola existencia de esta carrera, y de los especialistas que irá formando con el tiempo, ayudará en el desarrollo de nuestro país pues, de entrada, coadyuvará a combatir y erradicar el gravísimo lastre de impunidad que arrastramos.

Desde que fue presentada, la Licenciatura en Ciencias Forenses generó una expectativa tremenda no sólo en el ámbito académico, sino al más alto nivel nacional, incluso los titulares de la Procuraduría General de la República y de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal explicitaron su beneplácito y su convencimiento de la pertinencia de esta nueva carrera. Es positivo el hecho de que este nuevo programa abrirá más espacios para la colaboración entre las instituciones del Estado, la iniciativa privada y la academia. También es una muestra más de cómo la UNAM responde a las necesidades de México y de su profundo compromiso social. Enhorabuena.

(Directora de la Facultad de Ciencias / Profesor de la FFyL, UNAM)

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