No le busquemos tres pies al gato, el nuevo Papa será el que escoja el Señor. Así dijo un obispo y así será. Que si blanco, que si negro, que bajito, que grandote, que si joven, que si viejo ¿qué importa? El caso es que el santo padre sea consecuencia de haber sido tocado por el espíritu santo para cumplir sus designios, lo demás es lo de menos. Vivir como si Dios no existiera, cuando los humanos nos encerramos en sí mismos y la soledad nos arrebata, estaríamos creando el mayor problema al que podría enfrentarse la iglesia. Lo que sí apesta a azufre es que las corredurías de apuestas, británicas e irlandesas hayan abierto apuestas para lucrar con el proceso de elección comparando a los cardenales con jacos de pura sangre que corren en un hipódromo.
Por otro lado: ¿Qué es lo que puede motivar a un Papa, que son electos de por vida, a dimitir? En el caso de Benedicto XVI, ¿una enfermedad combinada con su avanzada edad? ¿Era necesario que abandonara el encargo por algún otro desconocido motivo? En fin, el Papa es, por mucho, la figura religiosa más visible del mundo.
¿Fue amenazado? por una iglesia debilitada en décadas recientes por el secularismo en occidente, por las acusaciones de abusos sexuales de clérigos pederastas, la competencia de grupos pentecosteces y la crisis dentro del mismo Vaticano. ¿Para afrontar estos retos se requiere a alguien sano y robusto? Es factible, más que en un aspecto que debe tener un atleta de lucha grecorromana, musculoso, activo, veloz y dinámico, recordando el aforismo mente sana en cuerpo sano, suficiente, sin que necesite estar fornido, corpulento y robusto.
Y surge la pregunta: ¿cómo referirse al Papa, que ha dejado de serlo? En adelante ¿cómo debe vestirse? ¿No usará más el sombrero papal? Al decir que los objetos vinculados con el ministerio papal serán destruidos, junto a su anillo que utiliza como sello para documentos. Muerto el Papa se designa uno nuevo, previas exequias. No hay más que hacer. Cuando se retira no es lo mismo. Surge la duda de qué hacer con dos Papas. Será suficiente con decirle ¿Papa, ya no lo eres más?, y un rayo caerá como el que impactó la Basílica de San Pedro, horas después de su renuncia.
El 28 de febrero de este año Ratzinguer, ¿volverá a ser simplemente Joseph Ratzinger?, dejará la silla de San Pedro, sin más ni más. Se dice que el papado no es sólo una autoridad que gobierna una institución milenaria, sino también una brújula de orientación moral para toda la humanidad.
El Papa dicen algunos: renuncia o sea en una dimisión o dejación voluntaria de una cosa que se posee o del derecho a ella, ¿qué sucedería si el Papa que se va decide volver cuando hay ya un sustituto? Es posible, se dice, porque el nombramiento de Papa no es renunciable pues dicen los expertos es un guía espiritual que sólo muriendo puede ser removido. No obstante Benedicto XVI renunciará oficialmente a su pontificado el 28 de febrero a las 20:00, hora de Roma e inmediatamente quedará la sede vacante, por lo que no se descarta que el cónclave empiece el 16 de marzo.
El Colegio Cardenalicio integrado por los posibles sucesores del actual Papa serán 61 europeos, 19 latinoamericanos, 14 norteamericanos, 11 africanos, 11 asiáticos y 1 procedente de Oceanía. El país con mayor número de cardenales electores es Italia, con 21. De todos ellos, sesenta y siete electores fueron creados por Benedicto XVI y los cincuenta restantes por Juan Pablo II.
Está prohibido a los electores develar a cualquier persona noticias sobre las votaciones antes, durante y después de la designación del nuevo Papa. Después de cada intento de elección se queman las papeletas, cuyo humo será negro si no se ha elegido Papa y blanco si la votación ha dado como resultado la elección del nuevo pontífice.
Si acepta su elección canónica, el primero de los diáconos cardenal protodiácono anuncia desde el balcón de la Basílica vaticana la elección del nuevo Papa, con la tradicional fórmula: Habemus Papam. El elegido imparte su bendición, saliendo al balcón, Urbi et Orbi.