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La suma de todos tus encuentros

SEXUALIDAD

La suma de todos tus encuentros

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Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

Muchos afirman que nada como la experiencia sexual para llegar a ser un excelente amante; se jactan de sus numerosos encuentros y esperan que los demás los valoren a partir de ese pasado. La realidad es otra.

El mundo está lleno de presumidos sexuales que fanfarronean hablando de sus anteriores parejas, haciendo descripciones detalladas, usualmente incómodas, acerca de lo que ellos llaman sus ‘proezas eróticas’. Esta actitud la asumen por igual hombres y mujeres. Si tienen novia(o) o cónyuge, pueden causarle malestar e incertidumbre, pues en definitiva a nadie le gusta que le estén refiriendo con quién se compartieron antes las caricias.

Se especula sobre el efecto que tiene en la relación el hecho de que uno de los dos traiga consigo un amplio ‘kilometraje sexual’. Algunos afirman que tener vasta experiencia garantizará la felicidad íntima. Que ser ‘conocedores’ los convierte en personas más interesantes, en mejores amantes.

Otros en cambio consideran que ostentar tanta práctica no es precisamente una buena referencia y por el contrario, demerita a quien por su costumbre de andar de cama en cama refleja un vacío emocional.

UNA FALSA PERCEPCIÓN

Existen diversas creencias en torno a los individuos que tienen un extenso bagaje sexual. Frases que ellos mismos repiten con el fin de crear o proyectar una imagen de ‘galanes’. Pero ¿qué tanto hay de cierto en esa ideología?

“Tener más experiencia garantiza mayor capacidad erótica”

Si tan sólo el múltiple contacto sexual fuera suficiente para adquirir una maestría en el arte amatorio, entonces la satisfacción bajo las sábanas sería la norma y no la excepción. Alardear sobre las anteriores parejas íntimas y lo que se compartía con ellas únicamente da la visión reducida de quien no tiene la creatividad suficiente para dejar ser a su compañero actual. Hacer el amor no es lo mismo que acoplarse genitalmente. El sujeto que busca compenetrarse en una relación se orienta a escuchar y sentir a su amante y no a abrumarle con alardes. Asimismo no debe descartarse que cualquiera puede exagerar sobre sus aventuras tal y como mienten ciertos pescadores sobre el tamaño de los peces capturados. Por otro lado, un historial de múltiples encuentros aumenta el riesgo de portar enfermedades venéreas, algunas de las cuales no manifiestan evidencias físicas sino hasta tiempo después, por lo cual no es fácil detectarlas a tiempo.

“Alguien experimentado no es celoso”.

Debe existir una razón para que una persona esté en permanente búsqueda del cómplice sexual ideal. Es posible que haya algún conflicto o dificultad en su temperamento que le impida consolidar un vínculo duradero. Lejos de ser un individuo confiado, refleja inseguridad e insatisfacción hacia sí mismo y sus objetivos. La tendencia a culpabilizar a otros es la mejor excusa para disculpar sus rupturas previas. “Siempre me traicionan”. “No me entienden”. “Resulté ser demasiado para él/ella”. Una biblioteca les queda pequeña para la cantidad de pretextos que ofrecen ante su conducta inmadura e imponen a su actual pareja la sensación de someterla a prueba para ver si da o no la medida. La celotipia es común en quienes han estado en el lecho con numerosos amantes.

También el hombre o mujer que ha sido convencido por su ‘versado’ compañero de que esa acumulación de encuentros es positiva, suele repetirse ideas que tienen más de mito que de realidad:

“Una persona experimentada tiene mucho que enseñarme”.

Tal vez sí, tal vez no. Pregúntese por qué tiene que restregarle su vida erótica previa en vez de construir con base en ese presunto conocimiento, sin tener que mencionarlo. Además, ¿quién dice que es mejor aprender de alguien que descubrir en conjunto? Vivir la sexualidad de manera preestablecida por otro impide gozar espontáneamente.

“Conmigo sí va a durar, va a cambiar para bien”. ¿Qué le hace pensar en que esa persona que en apariencia disfruta saltar de cama en cama, va a sentar cabeza con usted? Analice sus motivos. Hay gente que gusta de sentirse salvadora del mundo y se consigue parejas conflictivas. Llegan a ser vistos como individuos con mala suerte en el amor. Esto es una justificación muy ingenua para no asumir que contribuyen a sus crisis aceptando relacionarse con sujetos que ya de inicio se anunciaban como problemáticos.

COMPARAR, UN ERROR

La sexualidad compartida con pasión y amor da la química perfecta para que los amantes descubran su intimidad única. No existe otra fórmula efectiva.

La persona que valore a su pareja no lleva a su recámara las vivencias de otros sitios. El amor y el respeto necesitan prevalecer para que juntos tracen sus propios caminos de placer.

Alardear de ser un conocedor(a) sexual demuestra inseguridad en la capacidad de despertar y mantener el deseo del compañero. Nadie requiere de comparaciones innecesarias.

Quienes deseen trascender en su relación y fincarla sólidamente necesitan mantener una comunicación en tiempo presente, dándose la oportunidad de equivocarse y rectificar por el amor que juntos construyan.

No permita que manipulen su manera de pensar y sentir. Cada uno posee su específica forma de evaluar los aspectos de la existencia, incluyendo los sexuales. La vida erótica se presta para descalificar al que de antemano se siente ignorante o inseguro. Pero dejar que ello ocurra, que su contraparte le apabulle, es depender de que el otro le regale aprobación o rechazo.

Cada uno debe tomar el riesgo de confesarse internamente como un eterno curioso. La intimidad es una exploración constante pero entre dos, no entre tres, siete ni 10.

Vivir en pareja conjuga un sinfín de aspectos además de lo sexual. La verdad se construye día con día. Las acciones hablan por sí mismas y no se requiere de un apoyo verbal para demostrar la calidad humana que el compañero tiene.

LA MEJOR EXPERIENCIA

Si usted convive con alguien que alardea, invítele a que se evalúe como amante en todo sentido y no sólo en su papel sexual. Recuérdele que toda relación es una situación diferente y no la suma de los ‘acostones’ previos ni una acumulación repetida de lo vivido en otros lechos. Exíjale dar a lo que ustedes comparten la oportunidad de desarrollarse como algo único.

La pareja requiere de cuidados. Cuando recién comienza es como un árbol tierno que necesita ser protegido de las plagas que lo lastimen (como la desconfianza y la mentira), precisa de agua constante sin que le ahogue (amor sin acoso) y una vara que lo mantenga recto (principios morales que favorezcan el crecimiento firme).

Un vínculo nutritivo emocionalmente pone las bases para generar encuentros plenos, desarrolla la seguridad en quienes lo integran. Esta es la diferencia de quien todo lo finca en lo físico y desestima la riqueza espiritual: pudiendo disfrutar de un nexo revitalizante se conforma con un instante de placer.

Un amante maduro suma sus experiencias previas sin fijarse si son pocas o muchas, y las ubica en su justa dimensión: tan sólo forman parte de su historia. Ahora, en el momento presente, edifica algo nuevo con el anhelo de aquel que adivina por primera vez un enorme placer y felicidad con su pareja.

www.sexologosilvestrefaya.com

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