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'La vida es un papalote'

Después de 20 años detrás de Papalote, la mujer que lleva el nombre de los pastelillos Bimbo sigue en busca de transformar la educación en México, y no sólo por medio de sus museos

AGENCIAS

Entonces, ¿sus museos no son rentables? -No. Lo que buscamos es que sean autosustentables, pero no tienen ganancias. Marinela, como todo mundo conoce a María Elena Servitje, no sólo se refería a Papalote, sino a los cerca de 20 proyectos en los que está involucrada de museos interactivos para niños en el país, y pronto en Sudamérica.

 UNA DREAMER

Para hacer posible Papalote Museo del Niño, ese colorido edificio frente a Los Pinos en la segunda sección de Chapultepec en la Ciudad de México, hacía falta alguien quien reuniera las voluntades de empresarios y políticos. En parte por las amistades y relaciones de su padre, don Lorenzo Servitje, fundador de Bimbo, y en parte por su manera de manejarse con diferentes personalidades logró lo que entonces era visto como algo imposible. Fue junto con Cecilia Occelli, entonces primera dama, y con Juan Enríquez Cabot, que convocó a 16 empresarios y comenzaron a crear el espacio, de 27 pirámides, que este mismo mes cumplió 20 años de inaugurado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

"Esa etapa es muy padre, es la que llamamos la de los 'dreamers'. Es cuando se vale lanzar ideas descabelladas." Marinela me muestra un esquema, propia de project management (que seguramente aprendió en su tiempo en la universidad de Stanford, en Palo Alto, California), donde me señala cada una de las etapas que debe pasar cada uno de sus proyectos.

En sus coloridas oficinas sobre la avenida Palmas, su voz se hace escuchar. Casi siempre sonriendo y siendo optimista. Se nota su influencia de Montessori y Jean Piaget incluso en su manera de ser. No repara en interrumpir respetuosamente nuestra conversación para dar una indicación a su equipo sobre lo que vio en su reciente visita al MoMA (El Museo de Arte Moderno de Nueva York). Toca su peculiar timbre, un interruptor portátil, para hacer llamar a su asistente que está solo a unos pasos, detrás de una pared de vidrio. "Es una mesa increíble, que soporta toneladas de peso encima, así que si tiembla, la gente se puede resguardar en ella sin problema", me comenta para no dejarme fuera de lo que trae en la cabeza.

Y este no es un aspecto nuevo de Marinela. Su hijo mayor, Fernando, quien ahora reside en Uruguay, me comenta que ella siempre tiene su siguiente proyecto en la cabeza, incluso en sus días de descanso. "Cuando íbamos a algún museo de Europa, inmediatamente se le ocurría algo que vio en el museo y se notaba que sólo pensaba en eso." Fernando es el mayor y Guillermo, el menor, hijos del priista Fernando Lerdo de Tejada, quien desde su empresa Estrategia Total, hace lobbying (entre sus clientes están Philip Morris y Walmart, entre otros).

 BAJO PERFIL DE ALTURA

La mayor virtud de Marinela quizá está justamente en saber manejarse entre tantos intereses y sacar sus proyectos adelante. Aunque es una persona pública y se sabe persona pública, logra mantener cierto perfil bajo, pues nunca abogará públicamente sobre algún tema controversial y nunca se manifestará sobre su posición política. Incluso, cuando se le cuestiona sobre los panecillos que elabora la empresa de su padre con el nombre Marinela (que desde 1993, dirige su hermano Daniel) ella ha llegado a decir que no se deben consumir más de uno a la semana. Es decir, selecciona muy bien sus temas a defender. -¿Qué temas son los de Marinela? -Muy simple: educación.

Y tuvo de quién aprender en el arte de la negociación. Su padre, Lonrenzo Servitje Sendra, además de estar afiliado al Partido Acción Nacional, solía participar activamente en empujar algunos temas en la agenda nacional, todos de acuerdo con la Doctrina Social Cristiana. (Incluso en algún punto de su vida, el fundador de Bimbo coqueteó con la idea del sacerdocio.) Y también, como Marinela, tiene una preocupación por la desigualdad y la pobreza desde muy joven.

Su hija ha seguido un camino similar, pero con un estilo propio y desde otra trinchera. No solo hace uso de sus relaciones públicas: viejos amigos de su padre, parientes, amigos de la Ibero, de su paso por Stanford, sino que ha creado, con su aura y trato personal, un grupo genuino de personas que le reciben la llamada sin titubear. Estamos hablando de presidentes, secretarios, congresistas, y empresarios de todo tipo y diferentes generaciones.

Cualquiera que quiera empujar un tema sobre educación sabe que en algún momento se topará con el nombre de Elba Esther. De hecho, durante el sexenio de Calderón, fue presidente del Instituto de Fomento e Investigación Educativa, con el que se buscaba, entre otras cosas, medir e investigar sobre el estado actual de la educación en el país. Fue algo que el SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, presidido por la señora Gordillo) no vio con buenos ojos. Más tarde fue presidente del Compromiso Social por la Calidad de la Educación, un organismo que busca implementar la prueba Enlace (entre muchas otras medidas) en las escuelas públicas del país. Y lo lograron definitivamente con la actual reforma educativa. "Veo muy bien la reforma educativa. Creemos que vamos por buen camino", me dice desde su oficina, desde donde se ve avenida de las Palmas.

 LA IMAGEN CUENTA

No se trata de hacer de cada escuela pública un museo interactivo. "Estoy consciente que los museos son parte de la educación no formal." Y es en la educación no formal donde ha destacado, pues dirigió desde 1993 hasta 2011 a Papalote Museo del Niño (actualmente forma parte del consejo directivo). Y esa ha sido una plataforma para darse a conocer y eso no es casualidad. En los pocos minutos que estoy en sus oficinas, hizo que cambiaran el video que se proyectaría en el festejo de los 20 años del museo porque "no tenía la calidad necesaria". Al mismo tiempo le preocupaba que apareciera demasiado la imagen de un expresidente sobre la imagen de otras personas importantes.

Eso sí, quería que en el video quedara claro cuál era su próxima misión, después de dejar la dirección de Papalote (en 2011): "Quería continuar haciendo lo que hacemos, pero ya no operando El Papalote. Recibir a 3 mil niños todos los días (es mucho trabajo), Maribel (Lerdo de Tejada, su socia) también ya estaba cansada. Es mucha tensión estar buscando el presupuesto mensual." Eso es justamente lo que hace en Siete Colores. Se trajo a prácticamente todo su equipo cercano, me atrevo a afirmar, porque ya la conocen. Ya saben qué momento es bueno para abordarla, qué calidad espera en un video, así como en un folleto, el mobiliario, la presentación. Todo en Siete Colores tiene la huella de Marinela.

Cuando estuvo al teléfono con un personaje que era muy importante que asistiera a la celebración de los 20 años de Papalote, se sintió su fuerza. Le señaló que tenía que asistir y no le dejó más alternativa, sin embargo lo hizo sin que se sintiera ninguna imposición. Los lugares del evento tuvieron un costo alto. Al mismo tiempo, estaba muy apenada porque su equipo había olvidado invitar a otra personalidad importante. Hizo todo lo que estuvo en sus manos para resarcir el daño y "quedar bien" con esa persona. Gajes del oficio.

***

-Entonces, ¿Siete Colores tampoco es rentable?

-No, pero el día que lo sea vamos a regresar ese dinero a los mismos museos. Nos vamos a convertir en una AC o SC.

Archivo

Sueños y logros

⇒ 1993-2011. Directora General de Papalote Museo del Niño.

⇒ 2005-2008. Presidente del Fideicomiso Pro-Bosque de Chapultepec.

⇒ 2006-2012. Presidente del Instituto de Fomento e Investigación Educativa.

⇒ 2009-2011. Presidente del Compromiso Social por la Calidad de la Educación.

⇒ 2011. Presidente de Sietecolores, ideas interactivas.

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