Nacional Claudia Sheinbaum Seguridad Narcotráfico Generación Z Pensión Bienestar

Lady Reynoso

PATRICIO DE LA FUENTE
"¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia".— Epicuro de Samos

Todavía no recuperados al ser partícipes de la insultante riqueza, estilo de vida y viajes llenos de dispendios que de los hijos del senador de la República y líder petrolero, Carlos Romero Deschamps, exhibió la prensa nacional, ayer al abrir el periódico, descubro un nuevo y bochornoso reportaje que ahora retrata a la hija de un exgobernador de Aguascalientes, acusado de peculado y malversación de fondos, como otros tenemos.

A partir de lo que leo y de lo consignado por la prensa y sin mayor investigación de por medio, no me es posible saber si el viaje a Dubai que hizo Graciela, hija de Luis Armando Reynoso Femat, y que tuvo a mal presumir en la red social Facebook, fue pagado con el dinero de sus padres o fue substraído del erario estatal, pero suficientes razones para ser suspicaces, nos ha dado la familia de la interesada. Sin embargo, con el sueldo que percibe un exgobernador, emprender un viaje así es posible y no sale de los parámetros de lo "normal".

La bronca radica en que en un país con cuarenta millones de personas viviendo en la pobreza, y a partir de las sospechas y sobrados motivos para desconfiar de la clase política nacional y su manejo de los dineros públicos, en un México polarizado, con abismales diferencias entre clases y azotado por la tragedia que arroja el paso de "Ingrid" y "Manuel", así como el contraste entre las imágenes de los afectados en Guerrero quienes perdieron sus pertenencias, y las del viaje de Graciela Reynoso a Dubai, pone de manifiesto una realidad profundamente injusta y desigual.

Hoy percibo especialmente en muchos jóvenes y en padres con recursos y acceso a privilegios típicos de las clases media y alta, una educación distinta a la que por lo menos yo y mi generación, recibimos de los nuestros: la del pudor y el recato. Anteriormente no se hablaba demasiado de dinero, ni del precio de las cosas, ni mucho menos de los lujos que a partir del trabajo podía darte tu familia o que por tu propio esfuerzo obtenías; ello suponía una virtud, una característica de la gente educada y bien nacida. Ostentar, era propio de los nuevo ricos.

Las cosas no cabe duda, han cambiado. Los mismos políticos, quienes aunque desde siempre robaron, en otras épocas, por lo menos, se tomaban la molestia de esconderlo y no solían exhibirse como hoy lo hacen. Salvados los escándalos y hechos aislados de José López Portillo y sus mansiones de la "Colina del Perro", o de Arturo "el Negro" Durazo con el Partenón en las playas de Zihuatanejo, antes muy poco conocíamos del estilo y costumbres de los personajes de la vida pública del país.

Con la llegada de la Internet y el boom de las redes sociales, hace lo propio una generación que, proclive y deseosa de sus quince minutos de fama, y a la visibilidad que lleva en cuestión de minutos, lo desconocido al ámbito de lo público, exhibirse sin recato y dar cuenta de lo insulso y cotidiano, se ha vuelto algo que nos caracteriza como sociedad postmoderna, no importando edad, estrato económico, raza o país de origen. Somos, todos juntos, la sociedad del voyeurismo, la construcción de lo falso a partir de la contundencia de la imagen y el mundo de lo virtual y, claro, de la ostentación y el consumo llevado a las redes sociales.

Sin embargo, no sabiéndolas usar, cuando extraviamos la sensatez y el sentido común, resultan un arma muy peligrosa y de doble filo, más aún cuando se ocupa un encargo público de tanta visibilidad como lo es gobernar un estado de la República o pertenecer a la realeza política del país.

Alguien olvidó decirle a Graciela Reynoso que lo peor que podía hacer en estos momentos, cuando sobre su padre pesan acusaciones penales en las que se incluye un presunto enriquecimiento ilícito, el hecho de haber subido a Facebook detalles de su vida privada y muy loca, que incluye periplos a Dubai, al coto familiar, lucir bolsas de diseñador, yates y botellas de champaña.

No está el horno para bollos niña, yo le hubiera dicho, y tú todavía vas y la riegas exhibiendo así los usos y costumbres que nadie cree que tu padre, de su propio bolsillo, haya sido capaz de costearte. Eso no es de gente sencilla, ni educada y encima, mi reina, acabas de meter a tu papi en un broncón de imagen pública y percepción ciudadana. Como si no tuviera suficientes problemas.

¿Ya ves?, te dije que no abrieras Facebook.

Twitter @patoloquasto

Te espero con la información en Efekto Noticias. Lunes a viernes de 7 a 10 y 11 am.

Leer más de Nacional

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nacional

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 919374

elsiglo.mx