EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Laguna ¿linchada?

Archivo adjunto

LUIS F. SALAZAR WOOLFOLK

La declaración del gobernador Rubén Moreira, respecto a que existe una campaña de "linchamiento" en contra de la Comarca Lagunera, en relación con los reportajes hechos la semana pasada por Carlos Loret de Mola de Televisa y Luis Prados, corresponsal el diario español El País, es una declaración mendaz e irresponsable.

Es cierto que la guerra del narco en contra del Estado y la Sociedad es un fenómeno de alcance nacional y hasta mundial, sin embargo, existen diferencias y características especiales en la crisis de seguridad de Coahuila y en específico en la Región Laguna, fundadas en el estilo Moreira de ejercer el poder.

En otras palabras, el mal gobierno que en los últimos siete años ha provocado tanto el deterioro financiero e institucional en Coahuila como la destrucción del tejido social, priva de las defensas materiales y espirituales que se requieren para enfrentar la violencia en el Estado y en específico en nuestra Región.

Moreira rasga sus vestiduras frente al trabajo periodístico cuyo comentario nos ocupa, porque sabe que en gran medida es responsable de la situación de inseguridad que prevalece y teme que los reportajes referidos pongan al descubierto la cloaca que se empeña en mantener tapada, y la opinión del público termine de verlo más como parte del problema que de la solución.

Los reporteros citados se limitan a exponer la situación, resaltando la falta de certificación de confianza de los policías; la multitud de cuerpos policiacos; la falta de coordinación, etcétera, sin la mordaza a la que están sometidos la mayor parte de los medios de comunicación en el Estado, debido al estilo autoritario del gobierno local.

Es del dominio del público que el moreirato jugó a las contras con el presidente de Felipe Calderón y con el Gobierno Federal hasta el último día, lo que desde luego agrava la situación actual, porque los cárteles en pugna aprovecharon en su beneficio el escenario de confrontación entre ambos niveles de gobierno, como lo relata la también periodista Isabel Arvide.

A partir del primero de diciembre Rubén cambió su discurso pasando de una rabiosa oposición a la política de Calderón a un discurso sumiso respecto de Peña nieto, sin embargo sigue eludiendo su responsabilidad y echando la culpa a factores externos al Estado, y ofendiendo a la inteligencia de sus gobernados emplea argumentos tan absurdos como el de asegurar que la violencia viene de fuera de Coahuila y que la mejor prueba de ello es que "aquí no se fabrican armas…".

En otra parte de su estrategia, Rubén se quiere deslindar del gobierno de su hermano Humberto, aunque en los hechos no ha movido un dedo para castigar las anomalías del régimen de aquel Moreira, tanto respecto a la quiebra financiera del Estado, como en relación al deterioro humano e institucional en los rubros de seguridad pública y procuración de justicia.

El pretendido deslinde no es ni creíble ni posible, porque Rubén tiene grabados en su código genético los intereses y compromisos contraídos por el gobierno de Humberto, así como tampoco es posible ni regenerar las instituciones ministeriales y policiacas de un día para otro, ni de un plumazo arrancar la cizaña sembrada en el corazón de las personas y en la estructura de Estado y Federación, por el estilo pendenciero y afrentoso de los Moreira.

El hecho de que Peña Nieto mantenga la misma estrategia contra el crimen organizado heredada de Calderón, revela que la misma fue asumida por ambos presidentes, en consenso con la cúpula del Ejército. En tal tesitura, imagine el lector la actitud de los mandos militares y policiacos de las fuerzas federales en la región, frente a Moreira. ¿Serán capaces de perdonar y olvidar los agravios del día anterior? ¿Será posible que de pronto cicatricen las heridas que han dejado el recelo y la desconfianza que desde el seno mismo de las instituciones del moreirato, han hecho fracasar la colaboración entre Estado y Federación.

El corresponsal del diario español El País Luis Prados califica la aplicación de enormes recursos federales humanos y materiales como Coreografía del Fracaso. La explicación de tal fracaso, está en la falta de coordinación entre instituciones y funcionarios, que en los últimos siete años se han visto como enemigos.

Los reportajes en comento no son un linchamiento porque no descalifican a los laguneros como sociedad, sino que cuestionan con razón el desempeño de las autoridades. Los comentarios tampoco ofenden a la generalidad de los ciudadanos, que están deseosos de que la verdad se conozca más allá de nuestras fronteras regionales, para que se nos tome en serio y otras instancias sociales y políticas nos volteen a ver.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 834785

elsiglo.mx