La policía turca comenzó ayer a lanzar gas pimienta contra los numerosos manifestantes que siguen ocupando la comercial calle Istiklal tras haber sido expulsados de la plaza Taksim, donde habían celebrado una protesta con claveles rojos.
El desalojo de la plaza, sobre las 17.30 GMT, había transcurrido de manera más pacífica que otras veces, con los antidisturbios empleando únicamente cañones de agua a presión, pero no gas lacrimógeno, y sin agresiones por parte de los manifestantes.
Pero miles de personas siguen congregadas en las calles adyacentes y la Policía ha empezado a cargar con un amplio uso de gas lacrimógeno.
En lo que parece una reedición de las protestas de semanas anteriores.