No todo es blanco ni tampoco negro. Siempre hay dos lados de la moneda y los efectos de la naturaleza no son la excepción. A nivel nacional son días de emergencia, en Guerrero como en otros estados de la república se viven días difíciles como consecuencia de las lluvias. Sin embargo, también hay que decirlo, los beneficios son muchos.
A nivel local se activó la alerta por la creciente del Aguanaval. En varios municipios de Coahuila como Matamoros y Viesca, se tuvo que acondicionar gimnasios y escuelas como albergues. Se evacuó una gran cantidad de gente, que con miedo dejaban su hogar. El miedo era por partida doble: por un lado el fenómeno natural, por el otro el temor de perder sus pocas pertenencias personales por actos de rapiña.
Afortunadamente, hasta el momento de escribir estas líneas, no hubo muertes que lamentar y poco a poco se normaliza la vida en Matamoros y Viesca aunque algunas zonas como Petronilas permanecen aisladas.
Por otra parte las lluvias permitieron que la presa Lázaro Cárdenas recuperara el volumen que se extrajo para el riego de los cultivos e incluso superó el almacenamiento que tenía cuando arrancó el ciclo agrícola de este año.
Paralelamente la contingencia puso de manifiesto la solidaridad de los habitantes de La Laguna, quienes inmediatamente se solidarizaron con las comunidades afectadas y acudieron a los centros de acopio para donar víveres.
Las autoridades actuaron con prontitud y eso merece reconocimiento, sin embargo hay que mantener la alerta y sobre todo se hace necesario que los diferentes niveles de gobierno revisen las situaciones que privan en estas comunidades para tratar de prevenir en lo posible las contingencias por la creciente del Aguanaval.