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Las Palabras Tienen la Palabra

¡Uy, aquellos tiempos!

Juan Recaredo

Un día de éstos mi nieta de nueve años me sorprendió con la pregunta: abuelo, ¿cuando tú naciste, había Disney Channel? ¿Por qué me lo preguntas? Es que en la escuela me encargaron un trabajo de investigación en el que tenía que decir cómo era el mundo cuando yo nací. Bueno, le contrapregunté ¿y cuándo tú naciste había Disney Channel? Pues eso lo estoy investigando pero así me surgió la curiosidad de saber cómo era el mundo cuando TÚ naciste.

Pues cuando yo nací no había Disney Channel pero si lo hubiera habido no serviría para nada, por la sencilla razón de que yo nací antes de que hubiera televisión. ¿De veras? Entonces ¿cómo le hacías cuando eras niño para divertirte? Uuuuh, pues había muchas maneras de pasarla bien. Había muchas opciones para escoger: jugábamos con el balero, el trompo o a las canicas. También jugar al yoyo era muy divertido.

La niña me veía con ojos extrañados. Seguramente pensaba en lo exótico que eran mis tiempos cuando en lugar del Nintendo teníamos unos juguetes extrañísimos como las canicas, unas bolitas de vidrio que lanzábamos con la mano y que no usaban pilas ni tenían un enchufe para conectarse a la computadora.

Es que la computadora ni siquiera la soñábamos, no podíamos imaginar que un día podía existir una PC o una Laptop. Con sus ojitos de color verde pardo llenos de curiosidad se me quedaba viendo mientras le platicaba que jugábamos a la roña, a los encantados, al burro bala y si había niñas nos poníamos a brincar la cuerda.

Le dio mucha risa cuando le expliqué que jugábamos a la Rueda de San Miguel, a la matatena o a “María Blanca está encerrada en pilares de oro y plata”. Algunas de esas tonaditas las reconoció porque se las ha oído cantar a Tatiana, la llamada Reina de los Niños, pero nunca se imaginó que su abuelo se hubiera divertido con eso cuando era un niño.

¿Y no tenían celulares? me preguntó la inocente. No pude menos que lanzar una carcajada. No, m’hija, le dije muy paternal. El teléfono era un armatoste enorme que sólo existía en las casas de gente muy rica y hacer una llamada representaba sus complicaciones, no era cosa sólo de picar un botón.

Además tú con el celular tomas muchas fotos pero en mi época, para tomar una foto había que tener una cámara que era una caja grandota y a la cual se le ponía un rollo de película y había que estar en donde hubiera luz de sol o encender muchos focos porque tomar la foto requería una gran cantidad de luz.

Por su edad no pude decirle que en mis tiempos no había vacuna contra la polio, ni comidas congeladas. No había fotocopiadoras ni fax. Tampoco lentes de contacto, ni existía la píldora anticonceptiva. No existía el radar, las tarjetas de crédito ni el rayo láser ni los patines de ruedas en línea.

¿Pues cuántos años tienes, abuelo? ¿Cuántos crees? ¡Mil! No, mi reina, no tengo mil años, pero creo que ya me falta poco para cumplirlos.

Escríbale a Don Juan Recaredo:

La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

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PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Virgilio Ramírez pregunta en qué casos se puede aplicar la expresión “de nada”.

RESPUESTA:

“De nada” se usa cuando alguien le da las gracias. Decir “de nada” es como decir “No hay nada qué agradecer”.

Termino con una frase de Gabriel García Márquez. Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir que no cuando es que no. LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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