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Las Palabras Tienen la Palabra

Juan Recaredo

Estoy pensando en un personaje algo extraño que era muy aficionado

al futbol, pero por alguna extraña

circunstancia, nunca había visto

un partido en la vida real. Solamente lo escuchaba por radio. Por

eso cuando finalmente llegó a estar

en un estadio, se llevó un montón

de desilusiones.

“Lo primero que vi fue que en la

portería no había ninguna puerta

–decía el tipo con la cara llena de

desengaño- y que “los tres palos

blancos” que decían los cronistas,

no eran palos sino tubos, porque

hasta donde yo tengo entendido

–argumentaba el sujeto- los palos

son de madera”.

“No había puerta y entonces

tampoco había razón a la vista para que al tipo que cuidaba el espacio evitando que le anotaran, se le

llamara portero ¡Claro que no, para nada! Y si hubiera buscado el lugar “donde las arañas hacen su nido” donde algunos delanteros colocaban el balón en una jugada magistral, no había ningún nido ara-

ñas, empezando porque las arañas

no acostumbran vivir en nidos

¡pues ni que fueran pájaros”.

Es más, el Diccionario de la

Academia Española dice que el arco es una porción de curva, y nuestro personaje se traumó porque el

“arco” de la portería, no es puerta

y tampoco es arco, o tal vez sí pero

es un arco cuadrado o sea que no es

compatible con la definición acadé-

mica de la palabra.

Mi cuate se quedó sorprendido

al ver que el área chica es bastante grande, mientras que la llamada

“área grande” es enorme y luego

pudo constatar personalmente que

lo que el narrador había dicho que

es un “saque de banda” no era un

“saque”, en todo caso sería un “meta” porque no se trataba de sacar el

balón de la cancha sino de meterlo

en ella.

Llevaba su radio portátil y escuchó que se mencionaba a un volante que ni siquiera volaba sino que

corría como todos los demás jugadores y si el volante no volaba pues

¿qué podía esperarse de un “medio

volante”?, tal vez que sólo medio

volara o volara a media altura.

En algunas jugadas pasaban cosas muy diferentes a las que él hubiera imaginado, por ejemplo cuando un jugador a otro “le hace un recorte” que él se imaginaba que se

hacía con tijeras y papel, mientras

que “hacerle una pared” pues hubiera requerido un poco de mezcla

de concreto y ladrillos.

Pensaba que un jugador “se quitaba la marca” cuando la etiqueta

de la camiseta o del calzón le molestaba y se la arrancaba para

deshacerse de ella y que para ponerle “ritmo” al partido se usaban

tambores y tarolas, mientras que

un “cambio de juego” no significaba que se hubieran aburrido de jugar futbol y de pronto hubieran

cambiado los balones por guantes

y por bates y se pusieran a jugar

beisbol o algún otro deporte.

Escríbale a Don Juan Recaredo:

La dirección de su correo electró-

nico es donjuanrecaredo@gmail.com

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Pida información a libros@comodijo.net o bien al teléfono (0181)

8148 8141 de Monterrey, N. L.

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Sandra Chávez ¿Por qué en algunos

medios dicen “más sin embargo” si

todos sabemos que es un error?

RESPUESTA:

La prueba de que no todos sabemos

que es un error es que todavía hay

quien usa esa expresión. ¿Por qué?

Habría que preguntarle a ellos.

Me retiro con este pensamiento:

la cura más segura para la vanidad, es la soledad. ¿Cómo dijo? LAS

PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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