Una revolución es una vuelta que alguien o algo se da sobre sí mismo. Si estamos hablando de guerras, una revolución es una guerra interior, una guerra donde los de un país –por ejemplo- se pelean contra otros individuos de su mismo país.
Por eso la Revolución Mexicana se califica así, porque fue una lucha de mexicanos contra mexicanos y si hablamos de la Revolución Mexicana es difícil hacerlo sin mencionar a Pancho Villa, el llamado “centauro del norte”.
El centauro es un animal fabuloso, es decir, que existe sólo en la imaginación de algunos y es un ser mitad hombre y mitad caballo y como a Villa poco se le veía andar “a pie”, su figura de jinete se asociaba con la de un centauro, porque parecía que el caballo era parte de él.
Pancho Villa no se llamaba Pancho ni Francisco. Su verdadero nombre era José Doroteo Arango Arámbula y del porqué se lo cambió hay varias versiones.
Una de ellas (de las versiones), la que me parece más creíble dice que José Doroteo, nació y vivía en un pueblo de Durango, pero un mal día mató a un tipo que había violado a su hermana mayor. Entonces se fugó, se fue a las montañas y allá se unió a una gavilla de asaltantes que encabezaba un sujeto llamado Francisco Villa.
Al morir, habiendo sido herido de gravedad por una bala, entre uno y otro quejido, el Villa original le dijo a José Doroteo: Quiero que ahora tú te quedes como Presidente del Consejo de esta pandilla, ahi te los encargo, el muchacho aceptó y a petición general de los bandidos que andaban con él, Arango adoptó el nombre del ahora occiso.
Cuando regresó con sus hombres a su pueblo natal supo que lo andaba buscando el cuñado de aquel tipo que él –Arango- había asesinado, así que se vio obligado a “darle chicharrón” también al cuñado del muerto y luego convenció a sus “apóstoles” para que adoptaran una causa noble; la defensa de la clase obrera porque los patrones “se iban al baño” abusando de ellos, situación a la que luchó por frenar y por derrocar a los grupos que se habían establecido como dueños del poder público.
En sus andanzas el nuevo “Pancho Villa” acostumbraba hacerse acompañar de periodistas e intelectuales. Además le gustaba que lo entrevistaran para los periódicos y no para la televisión porque todavía no se inventaba.
Otro de los deportes favoritos de Pancho Villa era tener esposas, entre las que se encontraban Luz Corral, Juana Torres, Pilar Escalona, Asunción B., Austreberta Rentería, María Amalia Baca, Manuela Casas, Soledad Seáñez Holguín y María Anaya.
Esas son algunas de las que se supo, porque de las que no se supo, también había un buen número. Ése era Pancho Villa, el centauro del norte, que no se bajaba nunca del caballo y si se me permite la grosería, diré que tampoco de sus mujeres.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
¿Qué es un tarugo? Pregunta Simón Esqueda.
RESPUESTA:
Tarugo es sinónimo de tonto cuando se aplica a una persona. Originalmente un tarugo es un zoquete, una clavija corta de madera.
Me retiro con esta reflexión. El tiempo madura las cosas. Por eso debemos entender que el tiempo es el padre de la verdad. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.