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Las Palabras Tienen la Palabra

Una palmadita en la espalda

Juan Recaredo

De vez en cuando es muy conveniente hacer un alto en el camino y ponerse a pensar ¿En los últimos tres meses cuántas cosas he criticado y cuántos elogios he hecho? Siendo sinceros hay que reconocer que las críticas hacia lo que alguien hace mal, fluyen muy fácilmente, nos brotan casi espontáneamente, pero cuando alguien hace bien las cosas, pocas veces le brindamos un elogio.

La palabra elogio significa alabanza, hacer notar las cualidades o las habilidades o el esfuerzo o dedicación que una persona le puso a una acción para que estuviera bien hecha, para que fuera digna de elogio y sin embargo, muy frecuentemente no lo recibe.

Aun entre los miembros de una familia vemos que sólo se escuchan críticas. Cada día estamos siendo más intolerantes con el papá, con la abuela, con el hermano o con el hijo, con gente a la que queremos de corazón, pero nunca se lo decimos.

No nos damos cuenta que con esa actitud estamos orillando a que la gente sea cada vez más indiferente, que le importe poco si hace bien o mal una cosa. De todas maneras nadie le va a “echar porras”, pero si algo sale mal, entonces sí le vamos a echar el caballo encima, recriminándole ¿por qué no te fijas? o alguna frase por el estilo.

Las chicas jóvenes, adolescentes y aun casi niñas se van gritando, aullando detrás de un artista porque canta bien o porque es muy guapo o porque es muy famoso sin darse cuenta que todo es fruto de la mercadotecnia, que detrás de ese ídolo hay gente que está ganando mucho dinero gracias al apoyo de sus fans. ¿Por qué? Porque en casa jamás reciben una palabra de aliento cuando hacen algo bien y entonces se vuelven superficiales, totalmente frívolas.

Hay una gran falta de comunicación en las familias y por lo mismo es muy difícil que los hijos confíen en los padres, que les cuenten sus problemas y que escuchen sus consejos porque ¿para qué?, si no me van a entender. Lo único que saben es decirme lo que no debo hacer, según su criterio, pero nunca me dan una palmadita en la espalda, nunca me demuestran su cariño.

Dicen los especialistas “comencemos a dar más valor a nuestra familia, amigos, alumnos, empleados. Elogiemos al buen profesional, alabemos la actitud positiva, la ética, la belleza de nuestras compañeras, el buen comportamiento de nuestros hijos”.

“Valoremos las cualidades. Los elogios son la motivación principal en la vida de cualquier persona”. Desde hoy, todos los días al levantarme me haré el propósito: hoy no voy a juzgar negativamente a nadie. Hoy no voy a criticar. En cambio le diré a la gente que conozco y que quiero lo maravillosa que es. ¡Con eso yo también me voy a sentir maravillosamente bien!

Escríbale a Don Juan Recaredo: la dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

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PREGUNTA DEL PÚBLICO.

Adela de la Cruz: En alguna parte leí que el noticiario es el programa donde se dan noticias y el noticiero es la persona que las dice: ¿Está usted de acuerdo?

RESPUESTA.

Hace mucho tiempo la Academia de la Lengua declaró que es correcto llamarle noticiero también al programa en el que se dan noticias.

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