La fobia es un sentimiento de aversión o miedo enfermizo hacia algo. Hay fobias ya muy conocidas como son la hidrofobia –horror al agua- la acrofobia –a las alturas- y la claustrofobia, el miedo a los lugares encerrados.
Ahora me encuentro con la gamofobia. A primera vista alguien podría pensar que la gamofobia es el miedo a los gamos, que son mamíferos cérvidos, o sea de la familia de los venados, pero no. Si nos ponemos a revisar los orígenes de la palabra, veremos que gamos es raíz griega que se refiere al matrimonio. Por eso es monógamo el que se casa con una persona y polígamo el que tiene varios cónyuges.
Yo creo que todos, al decidir casarnos sentimos algo de preocupación porque sabemos que no se trata nada más de convivir íntimamente con la pareja, sino que el matrimonio nos va a traer una serie de responsabilidades sociales y económicas que vamos a tener qué afrontar.
La fobia no es ese temor. Desde hace unos 30 o 40 años, hombres y mujeres han mostrado una cada vez mayor reticencia al lazo nupcial que en ocasiones se acentúa demasiado y llega a convertirse en fobia.
Cuando te casas vas a tener que mantener una casa, luego vas a tener hijos y ya sabes que los bebés desde antes de nacer salen carísimos, pero además vas a tener que educarlos, llevarlos a la escuela e ir por ellos, cubrir los gastos que implica su educación y mantenerlos con salud, alimentarlos y vestirlos y muchas obligaciones más.
En tiempos pasados las muchachas a los 25 años ya estaban desesperadas porque no había habido algún valiente que les ofreciera llevarlas al altar. Entonces empezaban a sentirse quedadas y mientras más crecía ese sentimiento, más difícil era encontrar ese caballero que decidiera unirse con ellas.
Ahora la cosa ha llegado a extremos. Una chica que tiene gamofobia puede decidir tener uno o varios hijos, pero de casarse, nada. Ahora que si en las muchachas se dan esos casos, en los caballeros con más ganas.
Estas personas, ante la posibilidad de dar el “sí padre” se tensionan hasta el extremo y entonces viene el problema como un caso clínico. La gamofobia llega entonces a ser un miedo obsesivo e irracional al matrimonio y presenta síntomas físicos, les aumenta la frecuencia cardiaca, presentan sudoración excesiva, tiemblan y tienen dificultad para respirar.
Pueden tener también malestares estomacales, se marean, se pueden desmayar, les duele terriblemente la cabeza y muchos problemas más. A estas personas contemplar la posibilidad de casarse les provoca un ataque de pánico que va mucho más allá de lo razonable. Esa es la gamofobia.
Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
¡REGALE LIBROS SOBRE EL APASIONANTE TEMA DEL IDIOMA! Todos con un poco de humor. Pida información a libros@comodijo.net o bien al teléfono (0181) 8148 8141 de Monterrey, N. L.
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Eliézer Cervantes: ¿Cómo se dice, el agua o la agua?
RESPUESTA:
Aunque el agua es un sustantivo femenino lo correcto es “el agua”.
Me retiro con esta reflexión de Séneca: El ocio, si no va acompañado del estudio es la muerte y sepultura en la vida del hombre. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.