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Las Palabras Tienen la Palabra

El mexicano lee poco

Juan Recaredo

Siempre se está insistiendo en que el mexicano lee poco y es cierto. De lo que poco o nada se habla es de que en México los libros son caros.

¿Caros o incosteables? Pues las dos cosas porque una es consecuencia de la otra. Cuando alguien hace un libro y éste resulta best seller, no hay problema. Si se venden cientos de miles de ejemplares el negocio puede ser productivo para el que lo editó y por lo tanto para el autor.

Desgraciadamente los best sellers se producen muy de vez en cuando y para cuando aparece uno con esa etiqueta, hay muchos más que se quedan en los anaqueles y terminan por irse al anaquel de las ofertas de libros de a diez o veinte pesos.

El autor no famoso escribe un libro y luego tiene qué buscar a una editorial que acepte hacer una inversión para publicarlo. Esa inversión será no solamente la impresión y el papel como algunos creen. Habrá que contratar a un diseñador, hacer un formato, revisar, corregir y luego distribuir el libro para ponerlo al alcance de los lectores potenciales que decidan gastarse una lana para comprarlo.

Hagamos un ejemplo con números. El escritor hizo un libro relativamente pequeño y sin complicaciones gráficas, sin color, sin nada que encarezca el producto. Digamos que ese libro le cuesta a la editorial 30 pesos imprimirlo y que se va a vender al público en 100 pesos.

El que no conoce pensará que está bien. La editorial pagó 30 pesos por un libro y al venderlo en 100 pesos se va a ganar 70… aparentemente hasta ahí, está bien.

Pero aparte de los 30 pesos de la impresión habrá que calcular por lo menos otros 10 por el diseño, formato, revisión y corrección. Para la distribución la editorial se lo propone a una librería. Normalmente el librero pide (exige, más bien dicho) el 40% de descuento y recibe vamos a decir que 10 ejemplares a consignación. Eso quiere decir que lo pone en sus anaqueles y si en un tiempo razonable no se venden, se los regresa a la editorial.

Entonces si el libro costó 40 pesos a la editorial y se lo vende al librero en 60, porque lleva el 40% de margen, en cada libro que se venda el librero gana 40 pesos y la editorial sólo 20. El librero no arriesgó ni un centavo y se gana el doble de lo que gana la editorial que fue la que hizo la inversión y que tendrá que recibir de regreso los libros que no se vendan y que muy probablemente ahí se quedarán per omnia saecula saeculórum, o sea, por los siglos de los siglos, amén

Aparte, la editorial tendrá que pagar el 10% por regalías al autor y ya para entonces como decía mi abuela sabia le está saliendo más caro el caldo que las albóndigas.

Habrá pues que buscar mecanismos diferentes si queremos impulsar de veras la industria del libro en México.

Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

PREGUNTA _DEL PÚBLICO:

Vladimir Miranda. Si tengo tos, toso, del verbo toser. ¿Y si tengo hipo? ¿Cuál es el verbo para la acción de tener hipo?

RESPUESTA:

El verbo correspondiente es hipar: yo hipo, tú hipas, etc.

Me retiro con esta frase de Don José Ortega y Gasset. El mando debe ser un anexo de la ejemplaridad. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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