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Lectura de los comicios

JOSÉ ANTONIO CRESPO

Una tentación permanente del periodismo nacional e internacional es hacer una lectura federal de comicios locales como los celebrados el domingo pasado; se trata de vislumbrar qué mensaje general se manda en las urnas; ¿es una buena valoración para el gobierno de Enrique Peña Nieto? ¿Se aprecia el retorno del PRI al poder? ¿Se ha dado un espaldarazo al Pacto por México o éste ha beneficiado principalmente al partido gobernante frente a los opositores, como lo reflejan algunas encuestas? El presunto triunfo del PAN en Baja California, ¿es también un triunfo de Peña Nieto frente a Manlio Fabio Beltrones? ¿Hubo un castigo electoral al PAN por sus conflictos internos? Probablemente nada de eso; los resultados en cada uno de los catorce estados donde se celebraron comicios el domingo pasado, reflejan esencialmente la dinámica local; la valoración de los electores de sus gobiernos respectivos, el papel de los partidos de oposición locales, escándalos también estatales como el endeudamiento y corrupción de Humberto Moreira en Coahuila, el conocimiento directo de los candidatos a distintos cargos en disputa (ganaron dos candidatos independientes, uno en Zacatecas y otro en Quintana Roo), el papel de los partidos locales o la presencia regional de partidos pequeños (la gran votación del PT en Durango y en Zacatecas, por ejemplo), el tipo de coaliciones que se formaron en cada estado (coaliciones tutifruti que nos recuerdan que la prioridad de los partidos no son sus programas, propuestas o ideología, sino el poder por el poder mismo, así como los recursos y presupuestos inherentes). Los partidos nacionales -en particular los tres más importantes- pierden terreno en algunos estados y lo ganan en otros. De lo cual no puede inferirse una lectura nacional de los resultados agregados en todos estos comicios. Eso es un error de análisis en los que muchos caen. Para dilucidar la motivación de los electores habría que revisar encuestas de salida o poselectorales en cada entidad para responder la incógnita de por qué la gente votó como votó.

Lo que sí es posible indagar o especular son los efectos probables de estos resultados en la política nacional, lo que es harto distinto. Se puede pensar, por ejemplo, que de confirmarse el triunfo del PAN en Baja California (como todo parece indicar), fortalecerá la posición de Gustavo Madero en la dirigencia de su partido, y le permite continuar en su aspiración de reelegirse a fines de este año. También, que si -como parece- los tres partidos grandes quedan mínimamente satisfechos con los resultados, tendrán incentivos para dar continuidad al Pacto por México (a pesar de las mutuas acusaciones y descalificaciones durante el proceso mismo). Habrá que verlo, pues el Pacto de cualquier manera ha sido puesto en entredicho por este proceso, lo cual constata que los procesos electorales inevitablemente se constituyen como un traspié al proceso de acuerdos interpartidarios, de toma de decisiones y actividad legislativa. Precisamente para despejar el terreno a la acción de gobierno y legislativa se han ido compactando diversos procesos electorales (de ahí que el domingo se celebraran en un solo día comicios en 14 estados, involucrando a 32 millones de electores). Pero no parece bastar; habría que hacer un esfuerzo mayor para reducir todavía más los tiempos para disputar el poder, dejando el resto al ejercicio adecuado del mismo.

cres5501@hotmail.com

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